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“Autonomía en riesgo si se elije perfil cercano a grupos de poder”

“Autonomía en riesgo si se elije perfil cercano a grupos de poder”

Nación miércoles 23 de octubre de 2019 -

POR MARÍA CABADAS

Para que las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) se cumplan , deben existir el diálogo y los acuerdos, aseguró William Chamberlin Ruiz, uno de los 57 aspirantes a la presidencia nacional de ese organismo constitucional autónomo, quien agregó que está en riesgo su autonomía si el Senado de la República no elige el perfil adecuado, ajeno a intereses políticos.

Señaló que sin el diálogo y acuerdos, necesarios para hacer valer los estándares internacionales de derechos humanos, difícilmente se cumplirán las recomendaciones que emita la Comisión y se saldrá de la crisis de derechos humanos que enfrenta el país.

En entrevista con ContraRéplica expresó que precisamente su propuesta está encaminada a generar espacios de acuerdos y de diálogo para que las recomendaciones de la CNDH se cumplan verdaderamente. “Esa es la única manera”, dijo.

En estos momentos, ¿está en riesgo la autonomía de la Comisión Nacional de Derechos Humanos?

El riesgo que tiene hoy la CNDH con respecto a su autonomía es que no se tenga un perfil en la presidencia que sea independiente. Si éste tiene conflicto de interés o si es cercana a ciertos grupos de poder, entonces pone en riesgo la autonomía, la cual se construye de dos maneras: porque lo establece la ley, y eso ya está, y la otra, porque la persona que esté al frente sea autónoma, además de que sea legitimada por la sociedad.

Le pregunto esto porque se habla de que en este proceso pesa mucho la persona que recomendó el padre Alejandro Solalinde al Presidente...

No la conozco, aunque sí me parece que ir por la vía de la anuencia del Presidente para ocupar el cargo no es el mejor camino. La vía es la del Senado y la convocatoria abierta, pública y de piso parejo.

¿Confía en este proceso que se está llevando a cabo en el Senado de la República para elegir al sucesor de Luis Raúl González Pérez?

Yo confío que sí. De aquí a que se define la terna, que es lo que hacen las comisiones de Derechos Humanos y de Justicia, me parece que el mecanismo ha sido muy cuidado.

Eso tiene la ventaja, junto con el escrutinio público, de que existen muchas posibilidades de tener una terna que sea independiente.

Donde no hay mucha claridad es lo que sigue después. Porque ya toda la discusión se da tras bambalinas entre los distintos grupos parlamentarios en la Junta de Coordinación Política para elegir de entre esos tres, quién será el que esté al frente de la Comisión Nacional.

Lo mejor es que ese proceso también sea transparente.

¿Cuáles son desde su punto de vista los principales errores que se cometieron en esta gestión que está por concluir?

Uno es el aislamiento. La CNDH no quiso vincularse con nadie en su trabajo y eso la dejó muy sola.

¿Vincularse cómo?

Por ejemplo, en el trabajo de investigación sobre graves violaciones a los derechos humanos.

Por poner un ejemplo: todo el trabajo que desarrolló desde el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, los periodistas que acompañaron el caso de Ayotzinapa, las propias ONG no se vieron reflejadas en la recomendación que emitió sobre el caso Iguala.

También hay divergencias en la manera de interpretar los hallazgos en el basurero de Cocula, y desde mi punto de vista la recomendación de Ayotzinapa termina dando más incertidumbre que certezas.

Si hubiera existido un trabajo de colaboración con esos expertos, con esos organismos de la sociedad civil, se hubieran discutido a fondo las diferencias y llegado a un acuerdo sobre la interpretación de los hechos, quizá la recomendación hubiera sido mucho más adecuada y habría abonado a resolver este caso, que eso es lo que queremos.

No se trataba de competir para ver quién tenía la razón porque eso no tiene mucho sentido. Hay investigaciones realizadas por periodistas, ONG, organismos internacionales y la CNDH está totalmente ausente, ya no digamos de esas investigaciones, sino de esa realidad.

¿Qué otro error cometió la CNDH desde su punto de vista?

Creo que la Comisión no terminó de mirar las violaciones en su profundidad, sino en un modo muy legalista terminó señalando las faltas a la ley por parte de la autoridad, pero de forma abstracta o abstraída del contexto de crisis nacional. Entonces, tendría que haberse enfocado mucho más a atender las causas de las violaciones para prevenirlas.

Y eso es algo que no se ha hecho.

Esto lo que genera es que haya una proliferación de quejas y de recomendaciones al infinito y nunca estamos a tiempo porque siempre hay un rezago y nunca terminamos respondiendo a fondo en cada una de las recomendaciones, debido a que la prisa nos corre.

De llegar usted a la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ¿cuáles serían sus principales desafíos?

Reducir la burocracia, creo que en eso empezaríamos a trabajar. Además, hay que reformar el reglamento que es demasiado burocrático y da pocas garantías a las víctimas y hace que la CNDH sea muy torpe en lo que hace.

El otro reto sería enfocar el trabajo de la Comisión hacia las principales violaciones que existen en el país para poder atenderlas no solamente a nivel de las quejas, sino también a nivel de las causas. Y eso implica un mayor trabajo de investigación interdisciplinaria.

Pero también es importante generar una verdadera cultura de los derechos humanos, a partir de cómo percibimos la vigencia de éstos en la sociedad para cambiar conductas mucho más incluyentes, menos discriminatorias hacia los diversos sectores de la población, mujeres, discapacitados, niños, indígenas, personas de escasos recursos.

¿En cuánto reduciría esta burocracia que señala que hay en la CNDH?

No lo sé. No lo pienso en términos de personas, ahorita mismo lo pienso en términos de procedimientos. Pero entre más personas ponemos o más pasos en el procedimiento tenemos, más se tardan las recomendaciones. Entonces, hay que ver cómo opera el conjunto para hacerlo más ágil como establece la ley.

¿Cuál es su opinión con respecto a cambiar la CNDH a una Defensoría como propone Morena en el Senado de la República?

Me parece que hay que ampliar la discusión y ver los pros y los contras. La CNDH puede resolver cosas en primera instancia que pueden complicarse en el largo plazo, si no miramos otros aspectos de la legislación y la necesidad de fortalecer a otras instituciones. Pero en esto del cambio existen muchos elementos a favor y otros en contra que hay que analizar con más detenimiento para ver qué es lo que queremos como resultado de esa reforma.

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IM/CR

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