La migración representa un factor constante para la historia, sin el cual, no podría comprenderse cabalmente al hombre a lo largo de su desarrollo. Entendida como el traslado hacia territorios comprendidos dentro de un mismo Estado o, más allá de sus fronteras, por causas tan diversas que, los motivos políticos, culturales, bélicos, socioeconómicos y familiares pasan a ser solo algunas de las razones que motivan la emigración de una cada vez mayor cantidad de seres humanos hacia nuevos destinos.
La Organización Internacional para
las Migraciones, a través de su Informe Sobre las Migraciones en el Mundo para el año 2018, señala que México es el segundo país en el mundo con mayor número de personas migrantes, tan solo después de la India, mientras que, por el contrario, el principal país de destino es Estados Unidos.
Las estimaciones de la misma organización hacia el año 2050, son que,
de los 244 millones de migrantes en la actualidad, la cifra pasará a rebasar los 405 millones de personas bajo esta condición, lo que hace menos alentador el panorama.
Es innegable que vivimos en un mundo que se desarrolla a un ritmo cada vez
más acelerado, y que por causas como la creciente urbanización y la concentración de servicios básicos y secundarios, el desplazamiento de personas implica muchas veces un número de riesgos y problemas que no son menores en importancia.
En ese sentido, la estrategia nacional
en la materia no se ha encaminado por la mejor senda, ya que la política migratoria se ha inclinado por la contención y la detención del flujo migratorio, a pesar de que esta medida debería ser el último recurso institucional del Estado.
México es un lugar de origen, destino, tránsito y retorno. Nuestro país ha
sido ejemplo de refugio y protección en diversas etapas simbólicas para la historia, como el franquismo o las diversas dictaduras militares impuestas en América Latina. Evitar las constantes transgresiones a normas nacionales e internacionales, pasando por alto condiciones mínimas de seguridad, salud y vida digna, nos llevan a considerar que, hoy más que nunca se hace patente la necesidad de retomar nuestra conciencia en aras de proteger el derecho de todos los migrantes.
•Catedrático de la Facultad de Derecho
de la UNAM