El crecimiento desmedido de la inseguridad en la Ciudad de México, que nos tiene hoy en los niveles más altos de los últimos 10 años, es simple y sencillamente el reflejo de la indiferencia del Gobierno ante la realidad de miles de capitalinas y capitalinos que hoy más que vivir en la ciudad, la sufrimos.
La nefasta idea de que hasta ahora el Gobierno ha llevado a la práctica, en donde todo lo anterior está mal hecho, en donde la oposición sólo sirve para criticar y en donde sólo la autoridad tiene la solución a los problemas, nos ha llevado a este obscuro túnel en tan sólo seis meses de desgobierno.
Poco a poco, y demasiado lento para todas las expectativas que crearon, las autoridades han tenido que reconocer la espiral de violencia e inseguridad que vivimos, más por presión social y mediática, que por gusto propio.
El panorama no parece nada alentador si mezclamos factores como la inseguridad y la violencia con el nivel más crítico de desempleo o la desaceleración económica no sólo de la capital, sino de todo el país.
Muy lejos estamos de ese nivel de bienestar que nos prometieron y las preguntas son: cuánto más tendremos que esperar quienes vivimos en la ciudad para experimentar una leve mejoría, cuánto más tendremos que aguantar para sentirnos más seguros, cuánto más durarán las familias sin empleo. Las respuestas, parecen no llegar pronto.
Un bueno comienzo podría estar en el propio Programa de Gobierno planteado por la Jefa de Gobierno al inicio de su gestión. Ahí, reconocían que para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes era necesario generar empleos dignos y bien remunerados, donde la participación de la iniciativa privada fuera parte fundamental del desarrollo económico de la ciudad; sin embargo, más allá de plantear esto en papel y tinta, pareciera que no han empezado a construir esos cimientos para alcanzar ese objetivo.
Es tiempo de que el Gobierno local comprenda que una ciudad que no brinde las condiciones de seguridad, crecimiento y certidumbre para la inversión, no podrá generar empleos para las y los ciudadanos. Pareciese que la única estrategia clara que traía el Gobierno antes de iniciar sus funciones era generar más pobreza y miedo para mantener cautiva a la gente con la entrega de dinero a través de programas clientelares.
En Acción Nacional creemos que sí hay otra forma de gobernar. A pesar de la cerrazón del Gobierno, no quitaremos el dedo del renglón: seguiremos señalando los errores y presentando propuestas. Hoy más que nunca, somos esa alternativa de buen gobierno, de inversiones, de empleos y de un compromiso claro con la seguridad. En Benito Juárez lo hemos logrado y la Ciudad de México no será la excepción.
Sí hay de otra.
•Presidente del Partido Acción Nacional Ciudad de
México.
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