Días pasados, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y los legisladores de Morena presentaron ante la Cámara de Diputados una reforma a la Constitución para instituir la revocación de mandato.
La revocatoria de mandato o referéndum revocatorio (en inglés, recall election), tiene una historia que se remonta a la antigua democracia ateniense y aparece en varias constituciones contemporáneas; es un procedimiento por el cual los ciudadanos pueden cesar de su cargo público a un funcionario electo antes del término de su respectivo periodo, mediante votación directa o por recolección de firmas, dependiendo de las dimensiones geográficas o poblacionales.
El pasado 14 de marzo, la Cámara de Diputados aprobó en lo general, reformas constitucionales para someter al Presidente de la República a la revocación de mandato a la mitad de su administración. La propuesta tuvo 328 votos a favor, 153 en contra y dos abstenciones.
El resultado de la votación nos muestra que el presidente alcanzó la votación de una manera muy apretada, incluso los Diputados del PRI, PAN, PRD y MC denunciaron que esta reforma es un primer paso para la reelección del Presidente.
Lo anterior es preocupante ya que la experiencia nos muestra como ha funcionado una figura similar en América Latina y el diagnóstico es más bien desalentador. En 1999, durante su primer mandato presidencial, Hugo Chávez introdujo con bombo y platillo la revocación de mandato y la reelección. Tras reelegirse, en 2004, quienes apoyaron el referéndum fueron perseguidos políticamente, el resto es historia conocida, Chávez fue reelecto tres veces antes de morir.
De entrada, la revocación de mandato, no debe de ninguna manera coincidir con las elecciones intermedias en México, ya que tendríamos a un Presidente de la República en campaña, sin un contrapeso porque no aparecería otro candidato que compita con él, incluso podría llegarse al extremo de que aparezca en la boleta electoral, y se tache en la misma mampara durante la elección, lo que vulnera el equilibrio de poderes, la democracia, y colocaría en franca desventaja a la oposición.
Un Presidente de la República con la popularidad que hoy tiene Andrés Manuel, no necesita de la revocación de mandato, porque conocemos el resultado del procedimiento.
¿Qué hay detrás?
¿Qué hay en las letras chiquitas?
¡La revocación de mandato es un paso a la reelección!