“Guasón”, la visión íntima de un villano

Por Osvaldo Córdova

Luego de más de una década de la lucha por la supremacía en el cine de superhéroes ha quedado claro que el liderato lo tiene la dupla Marvel/Disney con todo su universo de “Los Vengadores” y compañía, quienes han sabido explotar de manera infalible la fórmula para crear, no sólo uno, sino varios “blockbuster” al año.

Del otro lado del cuadrilátero tenemos a DC Comics/WarnerBros, donde si bien la mayoría de sus cintas no han conseguido el éxito esperado, sí hemos visto acercamientos más humanos a la vida de sus personajes, así como ácidas críticas sociales, tal es el caso de la trilogía de Batman de Christopher Nolan o ese chapuzón disparatado, pero bien hecho, que es “Aquaman”.

Por lo que acercarse a una cinta del universo de DC es recordarnos aquello que las cintas de superhéroes parece que quisiera que olvidemos: el gozo de sorprendernos ante un descubrimiento.

Y precisamente esto es lo que logra Todd Phillips en “Guasón” al acercarnos de manera más íntima a los primeros días del villano por excelencia de Batman, y presentarnos a Arthur Fleck, un payaso cuya vida se encamina a la criminalidad cuando sus sueños de ser un comediante se esfuman y la frustración y soledad lo absorben para convertirlo en un violento sociópata.

La cinta es una crítica a la forma en que la sociedad margina a las personas que padecen enfermedades mentales, por lo que su éxito se basa en gran medida en la actuación de Joaquin Phoenix, al presentarnos un Guasón soberbio, torturado, depresivo y dueño de una risa incontrolable y delirante, es decir, poseedor de varios de los defectos del ser humano.

Es así que Phillips nos presenta un Guasón humanizado, alejado de la psicopatía que presentó Heath Ledger en “Batman: el caballero de la noche” o de la interpretación caricaturesca que imprimió Jack Nicholson en las citas de Tim Burton.

La cinta está filmada siguiendo el vocabulario estilístico del Hollywood actual –un realismo crudo y a la vez estilizado-, es así que el director de “Qué pasó ayer” nos transporta a 1981 al convertir el Nueva York mugriento y decadente de “Taxi Driver” en la obscura y caótica Ciudad Gótica y emparenta al atormentado Arthur Fleck con el Robert De Niro de “El rey de la comedia”, por lo que no es gratis que interprete a Murray Franklyn, el ídolo televisivo, a quien pide que cuando lo presente en el escenario lo llame Guasón, con lo que queda claro que Phillips revistió y puso como base el cine de Martin Scorsese para desarrollar su film.

No es, pese a lo que pueda parecer por el título una película de Batman, el cual ni aparece, tampoco una comedia a pesar de los chistes, ni mucho menos una sesuda relectura de mito alguno.

Se trata, esencialmente, de la posibilidad de realizar un cine para adultos capaz de transitar las oscuras catacumbas de la psique humana y, por el camino, cuestionar los fundamentos del ordenamiento social.

Es así que la cinta desde su estreno en el Festival de Venecia, donde obtuvo el León de Oro a la mejor película, se ha visto envuelto en la polémica, pues mientras una parte de la crítica considera que el film hace apología de la violencia, en un momento en el que el mundo se convulsiona por la intolerancia.

Otros la consideran una gran película que debe recibir diversas nominaciones al Óscar, entre ellas mejor película, pues si el año pasado “Pantera Negra lo logró, la calidad de “Guasón” es superior.

Además, el personaje del Guasón le valió el Óscar a mejor actor de manera póstuma a Heath Ledger, y será posible que nuevamente este personaje sea el responsable de que Phoenix, gane por primera vez la estatuilla de la Academia, todo parecería indicar que sí, pues su interpretación del payaso sociópata es impactante.

Foto Warner Bros. México