“José José volvió con su gente”

Tras el homenaje que brindó el Gobierno federal a José José en el Palacio de Bellas Artes, la gente se abarrotó a las fueras del recinto con la intención de despedirse de él, así entre aplausos, cantos y llanto, la carroza se enfiló hacia la Basílica de Guadalupe donde se ofreció una misa en su honor.

A su paso por el Eje Central y Calzada de Guadalupe, la gente entonó los éxitos del cantante y aventó rosas al cortejo fúnebre que trasladó, a gran velocidad, sus cenizas, pues ya iba tarde para la ceremonia religiosa.

Entró por el puente papal y la puerta Mariana, que hasta hoy fueron utilizados de manera exclusiva por los sumos pontífices, ahí sus seguidores lo esperaron ansiosos en el atrio del principal templo mariano de Latinoamérica.

Los restos de “El Príncipe de la Canción” fueron recibidos con “La Guadalupana”, la cual cantaron todos sus seguidores que abarrotaron la Basílica, ya frente al altar de “La Morenita” sus hijos José Joel, Marysol y su ex esposa Anel colocaron sobre su féretro flores y una gorra con su nombre.

Durante la misa, oficiada por monseñor Guillermo Moreno Bravo, cada que se decía el nombre de José Rómulo Sosa, nombre real de José José, los aplausos no se hicieron esperar, mientras en los alrededores de la Basílica sus admiradores se han reunido para verlo aunque sea de lejos y, si es posible, un poco más de cerca una vez que concluyó la misa.

Tras la comunión, la estudiantina de la Universidad La Salle entonó uno de los himnos de José José: “Amar y Querer”, tema que cantaron al unísono todos los presentes a la Basílica. Al finalizar la misa, su hija Marysol se despidió de su padre con una canción.

Con su paso a la Villa se cumplió uno de los deseos del cantante, que era despedirse de la virgen de Guadalupe, de la que era un gran devoto.

No faltan las lágrimas, producto de los recuerdos que el cantante de “El Triste” dejó en el pueblo mexicano, tampoco las porras: “José José tu eres mexicano”.

Como se vio desde la mañana que llegó al aeropuerto capitalino sus seguidores llevan flores, camisetas con su imagen, fotografías, flores, discos y, sobre todo, su gran amor y admiración.

El Parque de la China ubicado en la colonia Clavería en la alcaldía Azcapotzalco, una multitud esperó desde mediodía la llegada del cortejo fúnebre de su ídolo, José José.

Frente a su estatua seguidores, vecinos y amigos del interprete de “40 y 20” colocaron coronas de flores y mensajes en su honor.

En medio de aplausos y el grito: “sí se pudo, sí se pudo”, en referencia a que sus restos pudieron llegar a México, los vecinos, amigos y seguidores lo recibieron en su barrio Clavería.

Ahí frente a la estatua de su padre, José Joel subió al templete y entonó, al unísono, con todos los asistentes “Lo pasado, pasado”, tema con el que fue su forma de decir que esos días aciagos que sufrió junto con su familia desde el día de la muerte del cantante habían quedado atrás.

Tras esto, su ex esposa Anel subió también al templete y afirmó: “José José volvió con su gente”, lo que ocasionó una ovación y que los mariachis tocaran “Las Golondrinas”, con lo que se despidió al amigo, compadre, vecino, al hijo pródigo de la colonia.

“La mejor manera de decirle adiós a José José es escuchando sus canciones y tomando una cuba de Bacardí blanco con coca sin hielo, como le gustaba al cantante”, dijo Gladys Flores, vecina de Clavería.

Pese a su muerte, la gente no mostró caras de tristeza, al contrario sus seguidores en todo momento entonaron la música que hizo famoso al gran ídolo.

El panteón Francés de Legaria fue testigo del adiós de José José al pueblo de México, tras los homenajes en Bellas Artes y Clavería, y la misa en la villa de Guadalupe.

Ahí lo que originalmente sería una ceremonia privada, sus familiares permitieron el acceso a medios y gente, a fin de que su público pudiera darle el último adiós a su ídolo.

Sus hijos José Joel, Marysol y Anel agradecieron a las autoridades gubernamentales, a los medios de comunicación el apoyo brindado, pero sobre todo dieron las gracias a los mexicanos por tanto cariño y reconocimiento al ídolo, padre y esposo.

Por fin entre llantos, aplausos y de fondo “El Triste” bajó el ataúd de “Pepe”, como lo llamaría Anel, para cumplir con su última voluntad: descansar a lado de su madre Margarita Ortiz.

Es así como concluyó un día en el que “qué triste fue decirle adiós” a un grande.