Hay personajes que al nombrarlos, hay que decir su nombre completo y este es uno de ellos: Diego Armando Maradona, argentino, uno de los mejores jugadores de la historia del futbol y controvertido personaje que después de su amor al balón, pasó a apasionarse por la fiesta, las drogas y el sexo.
Visitar Argentina es como caer en un parque de diversiones en donde se idolatra a Maradona desde que pisas el aeropuerto. El color azul de la bandera, tiene su nombre cuando caminas por sus calles.
Considerado uno de los mejores jugadores de la historia y el segundo mejor del mundo de todos los tiempos, porque el primer lugar lo ocupa Pelé.
Innumerables reconocimientos, y canciones que homenajean su paso por la historia del futbol argentino y mundial. Estatuas en su honor, estadios con su nombre, y vaya usted a saber cuántos niños han sido bautizados con su apelativo, dentro de la cuestionada Iglesia maradoniana, donde idolatran al Che Maradona.
Su historia con México inició de forma espléndida, auténtica y tan trascendental que también marcó su historia como leyenda.
La famosa Mano de Dios, esa que apareció en el Estadio Azteca, en los cuartos de final contra Inglaterra en el Mundial México 86.
Recordarán aquél balón que rechaza Hodge, de la selección inglesa en el área chica, y que al momento de pelear el portero inglés con Maradona, el argentino decidió (intencional o no) levantar su puño izquierdo logrando anotar el gol que le daría la victoria a su selección.
Aquí en el Azteca, convirtió en leyenda un gol cuestionado y después de ganar la semifinal contra Bélgica y después la final contra Alemania levantó la copa del Mundo como campeón.
Su vida llena de reconocimientos, fanatismo, demandas por paternidad con distintas mujeres, acusaciones de acoso sexual o de violencia, problemas con su adicción a las drogas, su mal estado de salud y múltiples demandas son las que suma a su trayectoria.
Desde septiembre del año pasado, llegó a México ahora en calidad de Director Técnico del club Dorados de Sinaloa, entre cuestionamientos de su salud física y mental, el astro de la historia del futbol argentino, llegó a dirigir a un club que busca subir a primera división.
Esta foto tomada por el fotoperiodista colombiano, Henry Romero en el estadio Alfonso Lastras en San Luis Potosí durante la final jugada esta semana, en donde el Atlético de San Luis se llevó el triunfo con un solo gol, pero el suficiente para subir a la Primera División.
Por segunda ocasión, Maradona se quedó con las ganas de ascender a su equipo a la primera, y sobre todo con las de sumar otro triunfo a la historia del futbol.
Este retrato de Henry, resume su vida: “siempre con los reflectores puestos sobre él”.
Solo y en la oscuridad brilla el rostro de un hombre que se ha encargado de devaluar su lucidez física y psicológica con el exceso de todo lo que bebe, come e ingiere.
Eso sí, Diego Armando Maradona seguirá siendo el jugador aquél que se burlaba a cuanto defensa se le pusiera enfrente hasta anotar un gol en la portería de su rival. Siempre será quien tuvo la Mano de Dios, y quien compitió contra Pelé por ser el mejor jugador de la historia.