“Olimpia” y su versión animada del movimiento del 68

Por Osvaldo Córdova

México conmemora el 2 de octubre los 51 años de la llamada “matanza de Tlatelolco”, hecho histórico que forma parte de la memoria colectiva del país, y que hasta hace unas décadas comenzó a ser abordado en el cine, tras dejar atrás la censura gubernamental que existió sobre el tema.

A esta serie de cintas que inició con el documental “El grito”, pasando por “Rojo amanecer” de Jorge Fons, hasta “Tlatelolco, verano del 68” de Carlos Bolado, se suma “Olimpia”, dirigida por José Manuel Cravioto, que tras un año de haber sido estrenada en el Festival Internacional de Cine de Morelia, llega a las pantallas para contarnos el cómo se gestó el movimiento estudiantil del 68.

Y es que si bien las películas anteriores tienen como punto central los hechos de la Plaza de las Tres Culturas al describirnos esos sucesos desde el lugar donde ocurrieron, algunos con imágenes reales del momento y otras con reconstrucciones basadas en testimonios de algunos asistentes, “Olimpia” lo hace desde frentes inexplorados.

El primero de ellos, es la animación, pues se trata de la primera película mexicana hecha con rotoscopía, técnica inventada por Max Fleischer en 1915, que consiste en filmar en acción viva para luego pintar cada uno de los fotogramas, a fin de obtener imágenes con un estilo de cómic.

Esta técnica es lo que permitió la mezcla de ficción y realidad, al utilizar imágenes intervenidas del documental de 1968 “El grito” de Leobardo López Aretche y que sirven para recrear momentos en específico, como son las marchas, que sus personajes atestiguan.

En su intento por hacer cine de época, Cravioto recurre a la rotoscopía no sólo por una decisión estética, sino porque de esa forma pudo manipular más fácilmente los escenarios sin elevar los gastos de producción al tener que recrear escenas llenas de extras.

“Olimpia” nos presenta la historia de tres estudiantes que pertenecieron al movimiento desde la palabra, la fotografía y el cine. Cada uno cuenta su propia historia relacionada con la imposición violenta de las autoridades y sus proyecciones políticas y sociales.

Y esto es otro de los aciertos del film, pues a diferencia de sus predecesoras que se ha concentrado en el hecho doloroso que es la matanza en la Plaza de las Tres Culturas, Cravioto nos cuenta cómo era la vida de esos jóvenes y sus familias, además de explorar los posibles motivos por los que la gente de la época estaba dispuesta a salir a las calles a expresarse.

El filme obtiene su nombre del batallón creado para brindar seguridad a los Juegos Olímpicos que se celebraron ese año en México y que posteriormente se utilizó para vigilar a los estudiantes.

A diferencia de la mayor parte de películas sobre el tema, “Olimpia” es una mirada más íntima y personal sobre las luchas personales y morales de los estudiantes al abordar el miedo y la validez del mismo, en una época en que la represión era “legal” y la denuncia algo inconcebible.

Si bien la película da demasiadas vueltas sobre sí misma, cumple como un drama que tiene como marco aquel fatal 2 de octubre; sin embargo su gran mérito radica en soltar la historia justo antes de que el batallón Olimpia diera el primer disparo para que iniciará la masacre en Tlatelolco.

Foto Distribuidora