No hay nada más peligroso que la juventud enojada. El asesinato de la alumna Aideé Mendoza dentro del CCH Oriente vuelve a poner en el “ojo del huracán” a las autoridades universitarias y gubernamentales por su ineptitud para prevenir tragedias que cobren la vida de cualquier estudiante que, con justificada razón, grita que no quiere quedar como víctima en el muro de la escuela donde se les debe brindar garantías de que su integridad física está a salvo.
El colmo de la insensibilidad por parte de la UNAM elevó el enojo de los estudiantes antes el breve y frio comunicado en el que informan que Aideé murió, lo cual fue atajado por cientos de voces que pidieron a la rectoría llamar a las cosas por su nombre: no murió, fue cruelmente asesinada.
Comparto el sentimiento de rabia e indignación que sienten los jóvenes estudiantes ante el homicidio de una jovencita que apenas comenzaba a vivir, que fue a la escuela a estudiar sin imaginarse que no regresaría a su casa porque dentro de su salón de clases encontraría la muerte.
Todos, estudiantes y ciudadanos, exigimos el esclarecimiento del asesinato de Aideé y justicia para su familia.
¿Qué está pasando en la UNAM? La violencia que se vive en el país ya traspaso los muros de una institución que a nivel internacional tiene reconocimiento académico; estarán satisfechos si también logran que se hable a nivel mundial de la Universidad Nacional Autónoma de México como la más insegura y peligrosa para las y los alumnos que ahí estudian.
Escuchar y leer los comentarios de compañeras y compañeros de Aideé me rasgó el alma, están molestos, enojados, preocupados, asustados y listos para defenderse a si mismos si las autoridades universitarias siguen fallando en procurarles la seguridad que necesitan. Los estudiantes son como la naturaleza, se mueven peligrosamente cuando se sienten acorralados.
De entre todos los reclamos que encontré para la UNAM, uno, el de Nayeli CM fue conmovedor, pero, también, fue una advertencia que debe ser escuchada por los directivos de la Universidad y de las autoridades de la Ciudad de México que no atinan a controlar la inseguridad.
“No quiero terminar en un muro, no quiero ver a una amiga mía en uno, a otra alumna; no queremos quedarnos sin espacio en los muros, queremos justicia y seguridad. Por qué tener miedo hasta de ir a la escuela, también tener miedo es dejar de vivir”.
Cuánta razón tiene esta joven estudiante, el miedo es el sentimiento más destructivo para un ser humano, no permite crecer, no deja vivir; eso es lo que quieren las autoridades, que los jóvenes experimenten coraje y terror.
La seguridad de los estudiantes debe ser la primera prioridad de quienes nos gobiernan, lamentablemente no lo es y en la muerte de Aideé está la prueba…
•Egresada de la escuela de PCSG. Exdiputada constituyente. Defensora de los animales y fundadora de "Ángeles Abandonados".