¿Quiénes pueden apropiarse del arte?

La Ciudad de México es una de las que mayor cantidad de museos tiene en el mundo, alrededor de 170 museos y 43 galerías. Sin embargo, el acceso y la distribución de oportunidades culturales para disfrutar del arte y el patrimonio, son inequitativos y limitados. Las audiencias multitudinarias con las que puede contar una exposición, no son precisamente reflejo de mayor participación social, tampoco significan, por sí mismas, logros en la democratización cultural.

En 1977, Rita Eder estudió el perfil y las motivaciones de los públicos que visitaron la Exposición Hammer, en Bellas Artes. La prensa y las instituciones celebraron las largas filas de los públicos. Consideraron que eso demostraba la respuesta e interés de la sociedad por el arte culto, y que las instituciones hacían un buen esfuerzo por mejorar la distribución social del arte. Pero esta no era la realidad. Rita concluyó en su estudio que las grandes filas encubrían el perfil de públicos en general provenientes de sectores privilegiados, motivados por sus conocimientos universitarios y en gran medida asistieron por el eco de la publicidad y propaganda que armaron los medios.

En el 2002 el investigador Felipe Lacoutere estimó que solo el 16% de los mexicanos era público de museo; la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumos Culturales de 2010 señala que el 75% de habitantes de la capital nunca ha ido a una exposición de artes plásticas. Por consiguiente: ¿Quiénes son aquellos que logran una relación cercana con los museos? ¿Quiénes quedan fuera y por qué?¿Qué diferencias sociales hay entre quienes visitan y los que no visitan un museo de arte? ¿Qué políticas culturales están siendo efectivas para garantizar los derechos culturales de los sectores excluidos?

La desigualdad social y la distribución asimétrica de los recursos y oportunidades en el neoliberalismo, condicionan nuestro interés por el arte y los museos. No es verdad que el arte sea un gusto específico de las élites, pero son ellas quienes cuentan con mejores oportunidades para disfrutarlo. Los estudios de públicos ayudan a ver las barreras que separan a la sociedad del arte: la distancia geográfica, resultado de la fuerte centralización de los servicios culturales, las barreras simbólicas entre las clases, la falta de tiempo libre, la falta de información y enseñanza, así como poca claridad sobre lo que se espera aprender. Pocos museos han advertido esta problemática y todavía son mas pocos quienes se interesan por integrar públicos de distintas procedencias sociales con el objetivo de ofrecerles una experiencia provechosa. ¿Quiénes se encargan de evaluar la calidad y la diversidad de la recepción artística de los públicos que abarrotan las filas de Jumex y el MUAC los fines de semana?

•Antropólogo y maestrante en Ciencias Sociales.

Analista del arte contemporáneo, la cultura popular y

las culturas contrahegemónicas en América Latina.

@ecoamarillo