¡ Viva la vida! es la frase que plasmó Frida Kahlo en la que fue su última obra: la famosa pintura de las sandías, una alegoría de la existencia, jugosa y colorida. Es quizá, ésta la aportación de Frida en todo su trabajo visual, pues logró conceptualizar en ella el espíritu festivo y vibrante de México.
Frida, la mujer artista más reconocida alrededor del mundo, hizo de su propio aspecto una obra de arte. Aún desfavorecida por sus dolencias físicas, logró capturar la atención de las actrices y las socialité de Nueva York, gracias a sus tocados de flores y sus atavíos oaxaqueños.
El surrealismo de Frida no buscaba representar una emoción en específico, sea cual fuere, buscaba crear una atmósfera de sensaciones referentes a la intelectualización de sus propias vivencias, que a la vez son los sentimientos universales de pérdida, de amor y el resquebrajamiento del corazón. Pero no es el dolor de Frida lo que la hace trascender, sino su profundo amor por la vida y su forma única de generar con su propia identidad, la identidad de México.
Frida Kahlo fue una mujer de espíritu invencible y libre, que incluso se ha convertido en un símbolo del feminismo. Aunque fue una mujer adelantada a su tiempo, cercana a ciertos preceptos revolucionarios, artista e intelectual es quizá en su relación codependiente, pero incondicional con Diego en donde traiciona al empoderamiento femenino, no sin mostrarnos otro tipo de amor: más libre, profundo, reflexivo y convertido en arte. Tanto así que ningún otro amor de ambos es conocido —al modo en que se sabe— como el que compartieron ellos.
Otro de sus grandes amores, quizá el más intelectual, fue el revolucionario Leon Trotsky, quien fue su huésped durante dos años, los mejores de la vida del ruso, quien encontró en Frida la magia propia de nuestro país, colmado de resiliencia y que se sobrepone a la desgracia.
La pintora conservó el coraje para reponerse de las circunstancias y salirse con la suya, hasta su último momento en que irrumpió en su cama en su única exposición individual, un año antes de morir, con lo que de manera disruptiva, negoció con la muerte y se enfiló a vivir para siempre como una leyenda.
Frida desafió el dominio masculino de los artistas de su época, el paradigma de belleza femenina e incluso la estética de lo que se consideraba estilístico en las artes plásticas y la pintura.
Es por ello que, a 65 años de su muerte, la emblemática Casa Azul en Coyoacán es visitada por cientos de personas que esperan horas bajo el sol y la lluvia. Hace no muchos años era un lugar poco concurrido e inevitablemente, con el aumento de visitantes se ha perdido un poco de esencia, sin embargo ha crecido la mística que solo el arte logra al recibir la energía de las personas, locales y extranjeras que se agolpan para ver los autorretratos de Frida y la cama con espejo en donde los pintó.
La actual imagen de Frida Kahlo, ligeramente contagiada por la cultura pop, ha logrado trascender hasta las generaciones más jóvenes no solo en México, sino en el mundo entero. Así pues, es posible encontrar a nuestra añorada Frida en los rincones de la escena parisina, neoyorquina, en Brujas, en Toronto, en Madrid o
en Buenos Aires, entre otras grandes urbes que no disimulan su arduo interés en descubrir el trabajo de esta gran artista Mexicana.
Incluso diseñadores de moda se han aventurado a hacer de ella un estandarte de estética vanguardista contraria a los estándares de belleza anglosajones, que ha permeado, sin duda, nuestro vivir cotidiano al contagiarnos de vivaz euforia colorística y surreal que nos llega hasta lo más profundo de nuestro espíritu, sin dejar de lado y sin descuidar la energía alegórica popular mexicana.
El fenómeno de la “ fridamania” ha sido ampliamente difundido gracias a quienes han administrado su legado. Se han encargado de llevar la obra de Frida a los mayores recintos artísticos en los que ha roto récord de visitantes.
No es de sorprenderse que sea Frida reconocida y estudiada más hoy a 112 años de su nacimiento. Es su pensamiento y su obra plástica visionaria y adelantada a su siglo. Es hoy su momento, ese que predijo cuando en las reuniones en las que se dice que practicaba magia negra en casa de la coleccionista, mecenas y gestora cultural Dolores Olmedo, en qué Frida pidió como deseo ser inmortal.