Cerrar la frontera significa despidos inmediatos, escasez de productos, incrementos de precios, por hablar de un impacto inicial.
Un monto aproximado de 500 mil millones de pesos en mercancías y productos cruzaron por la frontera México-Estados Unidos a lo largo del año pasado.
Los cinco estados fronterizos nacionales generaron 22 por ciento del producto interno bruto nacional.
Más datos económico-sociales de lo que sucede en esta zona fronteriza; más de un millón de personas cruzan legalmente rumbo a Estados Unidos por tierra y, casi medio millón de vehículos de transporte personal.
Hoy no quiero hablar de los presidentes involucrados en esta posible acción, en esta ocasión pretendo reflejar una realidad que modificará inmediatamente la región de ambos lados de la frontera. Miles de personas cruzan la “línea” para hacer sus compras diarias, otras tantas para ir al trabajo o simplemente para llevar a los niños a la escuela.
Los habitantes fronterizos tienes varios meses que a diario se quejan de la creciente presencia de los inmigrantes que vienen de Centro-América, el caribe, el sur del continente e incluso de África. La vida de estos miles de habitantes se ha visto afectada, pero lo peor puede venir si se cristaliza el cierre fronterizo decretado unilateralmente por el gobierno de Estados Unidos.
El efecto de esta acción tan controvertida impactará como una onda expansiva tanto al sur como al norte de la región. Nadie ganara, nadie y, todos perderán, verán sus diarias actividades modificadas y la vida en la región cambiará.
Si se interrumpe el comercio, los productores estadunidenses sufrirán agobiantes interrupciones en sus cadenas de abastecimiento, las familias estadunidenses verán un incremento en los precios de sus alimentos y vehículos y, los exportadores no contarán con su tercer mercado más grande.
En Imperial Valley, California, del otro lado de la frontera con Mexicali, los granjeros dependen de que los trabajadores lleguen cada día desde México para cosechar lechuga, zanahoria, cebolla y otros vegetales.
Más de 60 por ciento de los vegetales de temporada invernal que se producen en México y se consumen en Estados Unidos ingresan al país por Nogales, Arizona.
La temporada de cosecha invernal es particularmente activa en esta época, con la importación de sandía, uvas y calabaza mexicanas, ha manifestado Lance Jungmeyer, presidente de la Fresh Produce Association of the Americas.
El alcalde de Laredo,Texas, Pete Saenz presidente de la Coalición Fronteriza de Texas, dijo que un cierre de la frontera será catastrófico…“cerrar la frontera provocará una depresión inmediata en las comunidades de los estados fronterizos y, dependiendo de la duración, una recesión en el resto del país y este efecto negativo será en ambos lados, con características diferente, pero igual de dañino”.
•Doctora en Relaciones Internacionales
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