Si usted se quedó en la Ciudad de México este verano, no deje de asistir a la representación teatral de la obra 1984, inspirada en la célebre novela del escritor George Orwell. Actualmente esta en cartelera en el Centro Cultural Helénico los viernes, sábados y domingos.
Estamos hablando de una pieza muy pertinente para nuestra época. No nada más por el tema, sino debido a las emociones reflejadas fielmente por un elenco de actores que encarna con notable profesionalismo a los protagonistas de este drama.
La historia es conocida. Winston Smith trabaja en el Ministerio de la Verdad donde se dedica a reescribir la historia para satisfacer las necesidades políticas del partido en el poder. Su vida se transforma radicalmente cuando conoce a Julia, una romántica subversiva que lo lleva a desafiar la rigidez de una sociedad donde someten a los gobernados a extremos tan asombrosos como los “dos minutos de odio.” Los dos minutos de odio consisten en una exposición a una videoconferencia diaria donde se induce a odiar a los “enemigos” del orden transformador. Smith empieza a cuestionar la vida monitoreada y videovigilada impuesta por un estado totalitario representado en la figura simbólica del Big Brother (Gran Hermano).
La obra, acompañada de recursos tecnológicos y efectos especiales, hace aún más escalofriante la experiencia del espectador. Cada secuencia produce un desasosiego profundo en el público al observar las destructivas consecuencias de un Estado que regula también la moral y la vida íntima de sus ciudadanos.
Las familias separadas por odios ideológicos, hijos denunciando a los padres, compañeros de trabajo desconfiando de sus colegas por el temor a ser acusados de traidores a la ortodoxia.
El pensamiento libre forzado a la clandestinidad ante la imposición de una línea oficial incondicional ante la cual todos deben “portarse bien” y obedecer. Medios de comunicación sometidos para transmitir solamente lainformación y los datos convenientes al aparato gobernante. Represión de la disidencia y las voces opositoras.
Reeducación y reprogramación mental de los individuos mediante tortura a quienes se atreven a tener un criterio independiente del partido oficial.
Usted no podrá permanecer indiferente ante la exposición de los mecanismos opresores con los que opera el Gran Hermano. Sentirá la angustia de Smith ante la persecución por atreverse a pensar y el miedo a ser traicionado por su pareja, sus familiares, amigos o compañeros de trabajo. Experimentará en carne propia la tortura psicológica del acosado, la incapacidad para encontrar la paz de quienes cuestionan un orden dictatorial. Aprenderá las modificaciones lingüísticas introducidas por los gobiernos para imponer sus conceptos mediante el uso recurrente de la neolengua. Observará el fanatismo y la intransigencia de quienes, diciéndose progresistas, buscarán someterlo a una vida de obediencia forzada. Con suerte, reflexionará sobre el momento que nos tocó vivir.
•Internacionalista y analista político:
@avila_raudel