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A un año de gobierno Tláhuac crece contigo

A un año de gobierno Tláhuac crece contigo

Ciudades martes 31 de diciembre de 2019 -

La alcaldía administra la demarcación considerando que tiene dos clases de poblaciones: rural y urbana; esta última lo que más exige es seguridad
Redacción ContraRéplica
Con información de la alcaldía de Tláhuac
Para gobernar una alcaldía como Tláhuac primero hay que entender la forma y estructura de una sociedad cuya composición conjuga una compleja dualidad en términos de su población: rural en el extremo oriente de su territorio y urbana al poniente.
Este simple hecho ya es un parteaguas, pues mientras la exigencia de mayor seguridad se concentra predominantemente en las zonas urbanas, en las zonas rurales tenemos otros retos igual de grandes, entre los que se encuentran fomentar la economía de la zona, apuntalar el turismo agrario, recuperar la belleza de nuestros canales y chinampas, así como dar a conocer la extraordinaria gastronomía que aún se expresa en platillos únicos de la región, como el mixmole, los guisados aderezados con amaranto, el rico chileatole o el tradicional calientito de San Juan Ixtayopan.
Estas cosas hoy se trabajan con mayor rapidez y eficiencia en comparación con otras administraciones, lo que puede ser demostrable, por ejemplo, en el gran desempeño que ha tenido esta alcaldía en temas de conservación ambiental, sembrando miles de árboles y fomentando entre la población acciones en sus propias comunidades y colonias, algo que en otros tiempos no se atendía de manera tan contundente.
Por otra parte, en cuanto al agua potable, con el apoyo del Gobierno de la Ciudad de México hemos comenzado a realizar obras que permitirán tener un mayor flujo y mejores condiciones de este líquido vital en el mediano plazo, ya que es una de las más grandes responsabilidades que tenemos hacia la gente, y aunque sabemos que esas obras causan molestias entre la población, también nos ocupamos de informar oportunamente a los vecinos para que cada uno sepa los beneficios que obtendremos todos.
A fin de cuentas y desde nuestro punto de vista, el reto de esta administración es todavía más grande y procura ser coherente con una visión profunda y amplia que se impulsa desde el Gobierno federal y que tiene que ver con cambiar la manera en la que se ejerce el oficio de la política desde la administración pública.
Así, en palabras simples, en Tláhuac creemos que debemos cumplir con la función de atender a la gente, pero, sobre todo, que debemos de preocuparnos por fomentar y motivar acciones reales para que la gente se haga consciente de su propio entorno y se decida a intervenir de manera favorable.
Nos interesa, por ejemplo, que todas las unidades habitacionales tengan un jardinero, pero que éste sea originario de la propia comunidad y que conozca a los vecinos. ¿Quién mejor que alguien conocido para preservar y acrecentar la belleza de la misma?
Queremos que la gente se reencuentre, que vuelva a hablarse con sus semejantes y que juntos creemos una red de personas de bien, ocupadas en armonizar su propio entorno.
Buscamos ir a todas las unidades habitacionales de Tláhuac, no sólo para acercar programas sociales, sino para motivar a la población para que salga a la calle y colabore con el cuidado de su propio entorno.
Y es justamente bajo estas premisas que nuestro Gobierno está haciendo cosas extraordinarias, como llevar productos del campo de Mixquic a las unidades habitacionales de la demarcación, con el fin de dar oportunidades de comercialización a nuestros campesinos, pero también para que la gente se enamore del sabor de los productos que nos ofrece la tierra tlahuaquense.
Así como llevamos el campo a las colonias, también estamos acercando a los niños de las zonas urbanas a otras realidades, con visitas a viveros y espacios naturalmente abiertos que les permiten la absorción de un mundo que, al ser redescubierto como propio, inunda de naturaleza el corazón de los infantes y promete un mejor porvenir para toda nuestra alcaldía.
Y eso último no hubiera sido posible sin la visión de conjuntar y procurar la cercanía entre todos los profesores de todos los niveles educativos en la demarcación, un hecho inédito en la historia de Tláhuac y que hoy nos permite, junto con el esfuerzo que realizan cientos de servidores públicos adscritos a Participación Ciudadana, llegar a toda la población de manera más directa y abierta, sin intermediarios ni corrupción.
No sólo eso porque, además, en general, el buen desempeño de Tláhuac en términos de transparencia nos ha permitido obtener 99.3 por ciento de efectividad, lo que nos ha colocado en un lugar prominente dentro del ranking las Alcaldías en la Ciudad de México e incluso más allá de grandes dependencias como la Secretaría del Medio Ambiente, el Infonavit, el Congreso de la Ciudad de México y el propio Instituto de Transparencia capitalino.
Creemos que, si en verdad es nuestra voluntad volver a un clima de mayor seguridad, entonces es necesario que ejercitemos todos los días un saludo fraterno —pero de verdad fraterno—, así como la cercanía con los niños, el respeto al derecho ajeno y, en general, el amor a todo lo que significa nuestro hogar como entorno, más allá de nuestra casa.
Nosotros sabemos que Tláhuac no es un semillero de malhechores. En honor a la verdad, nuestra tierra es un lugar con gente de corazón noble, trabajadora, humilde y de gran tradición. Y esta concepción sobre nosotros mismos es nuestra propia brújula y lo que realmente queremos impulsar todos los días para los tlahuaquenses.
Desde la perspectiva de esta administración hay que volver al reencuentro de los valores y de aquellas prácticas sociales que nos ayuden a reencontrarnos con nosotros mismos, pues la confianza es lo único que realmente nos ayudará a lograr espacios más seguros y limpios para nuestras familias.
No es una ocurrencia, es voltear atrás y aprender de nuestros abuelos que, siendo las ocho o nueve de la noche ahí estaban sentados afuera de la casa, en la puerta, viéndonos jugar, dándonos seguridad con su sola presencia y procurándonos un ambiente limpio de vicios y lejos de las conductas antisociales.
Ese espíritu de cercanía es lo que estamos rescatando en toda la demarcación. No como una obra aislada por parte de unos cuantos ciudadanos, sino en la conciencia de saber que es un esfuerzo conjunto que debemos transmitir y contagiar entre todos, porque es lo mejor para cada uno y para nuestras familias.
Aquí, cada semana salimos a las calles con un par de grandes acciones que hemos denominado “Caravanas por el Bienestar Social” y “Convivencias Nocturnas”, cuya ejecución es un esfuerzo armónico entre diferentes áreas de la alcaldía para llevar beneficios directos a los distintos territorios de Tláhuac, siempre con la visión suprema de recuperar la confianza entre vecinos.
Y, siendo honestos, esto lo hacemos porque sabemos y confiamos en que este tipo de actividades ayudan mucho en términos de la atención a los espacios públicos de la demarcación, pero auxilian aún más al tenor de aprovechar la oportunidad de propiciar el reencuentro de la gente con su propia comunidad, lo cual ya nos ha reportado beneficios extraordinarios.
Por ejemplo, hay problemas de años que se han resuelto con una simple charla y, aunque parezca increíble, se trata de un acto que antes resultaba imposible, porque los vecinos ni siquiera se saludaban, hablaban o siquiera conocían sus nombres debido a ese terrible alejamiento en el que aún muchos habitantes se encuentran inmersos.
Y esa es la gran enseñanza: trabajar en la prevención a partir de la reconstrucción del tejido social y procurando la recuperación real de la confianza en la comunidad con programas y acciones de gobierno. Algo que, debido a la complejidad social de la zona urbana, merece atención especial.
Desde la alcaldía comprendemos, afrontamos los retos y aspiramos para contribuir para darle a Tláhuac una nueva oportunidad, no sólo desde el Gobierno, sino a partir del esfuerzo de todos, porque esa es la verdadera tarea, entender que en el marco de la Cuarta Transformación cada uno de nosotros es parte de la solución.
Gobernar Tláhuac significa hacer equilibrios o, dicho de otra manera, darle a la gente del campo oportunidades de desarrollo económico y a la gente que habita las zonas urbanas más sentido de pertenencia; esa es la magna tarea en la que hemos decantado nuestros esfuerzos, no sólo desde una simple obligación, sino desde la responsabilidad de ser protagonistas de un cambio verdadero, hecho desde el amor.


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/CR

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