A punto de recibir el año nuevo, reflexiono sobre los bienes que recibí este 2019 y protesto conservarlos e incrementarlos durante la nueva vuelta al sol que empieza esta noche.
La amistad es el principal, bien incontrastable que nos imparten nuestros cercanos, estrellas fulgurantes de todo firmamento que, con su generosidad incandescente, iluminaron este año mi vida como prismas multicolores de paciencia, confianza y buena fe inconmensurables.
Hoy hago loa particular de mis amigos, sobre todo los que luchan día a día por sus virtudes y contra sus vicios, que fueron este año mi pretensión de corrección, deber de integridad, referente de razón y, con mucha frecuencia, los mejores ángeles de mi naturaleza; de esos que, más que apoyarnos a derrotar a nuestros enemigos, nos enseñaron a derrotar a nuestros demonios, como mi querida comadre Delia del Toro, que perdí dolorosamente en abril pasado.
Mis amigos son guerreros extraordinarios que me dieron ejemplo de persistencia, seriedad y resiliencia; comprometidos con el encargo, la familia y la justicia; generales de cinco estrellas, incansables, imparables e indispensables. Dueños de un gran liderazgo moral, dieron testimonio de estar siempre a tiempo, siempre presentes, y ser siempre recios, decentes y temperantes.
Con benevolencia infinita, me recordaron este año los secretos de la prudencia, los compromisos de la hermandad y los privilegios de la lealtad. Son mentes y espíritus esclarecidos y a la vez insustituibles compañeros de armas, con quienes comparto sempiternas cicatrices y blasones de combate, por haber entrado y salido vivos, enteros y juntos de esta batalla que llamamos 2019 y en la que, aún llenos de barro, sudor y lágrimas, hemos prevalecido.
Prometo pedir por ustedes para que sus dioses y el mío los resguarden cerca de su seno y pronto los vuelva a traer a mi vida, que por ustedes es ahora más rica, mejor y más interesante.
Alberto Cortez fue más elocuente: “A mis amigos les adeudo la paciencia de tolerarme las espinas más agudas; los arrebatos del humor, la negligencia, las vanidades, los temores y las dudas. A mis amigos les adeudo la ternura y las palabras de aliento y el abrazo; el compartir con todos ellos la factura que nos presenta la vida, paso a paso.”
Sobre la amistad, Cicerón dijo que son tres sus elementos: la igualdad, la fidelidad y el buen trato. Que son dos los deberes principales: el servicio y el consejo. Que son varias las ventajas: da fuerza en la lucha, confianza en el porvenir, hace más brillante la buena fortuna y más llevadera la adversidad. Y que justo después de la sabiduría, la amistad es el mejor don que los dioses otorgaron al hombre.
Ambos tenían razón. Muchas gracias de nuevo, amigos y amigas. ¡Que tengamos un gran 2020!
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