El pensamiento político islámico de nuestra época se ha centrado en el debate sobre la relación que existe entre política y religión, y el vínculo que hay entre una sociedad moderna y el legado islámico. A principios del siglo XX, con el reformismo islámico, ya se presentaban estos debates. Para entonces, la representación de progreso material y la modernidad mostrada por occidente impulsaron la idea, en el mundo árabe e islámico, del nahda (renacimiento). Está inquietud se derivó de la sensación de que su civilización se encontraba anquilosada, por lo que, se generalizó el propósito de impulsar un proyecto de renacimiento de las sociedades musulmanas. En la India surgieron reformistas musulmanes, en Irán se proclamó la Época del Despertar y en Turquía prosperó el movimiento de reforma.
Uno de los objetivos era comprender las causas del atraso y la búsqueda del progreso, se pretendía reformar la tradición islámica para conciliarla con la modernidad. Algunos pensadores islámicos creían que para modernizarse se debía, a partir de la Sharia (leyes derivadas del Corán y la tradición), disociar la razón con la tradición y en armonía con la utilidad general se garantizaba el progreso. Otros, se preocuparon del carácter totalizador de la ley islámica en el contexto moderno, afirmaban que las leyes deberían de evolucionar para adaptarse a las necesidades de la comunidad por medio del ijma (consenso) de los representantes de la comunidad y no haciendo lecturas literales de los textos y las palabras del profeta.
Sin embargo, prevalecieron aquellos que subrayaban el materialismo deshumanizador de Occidente.
En su critica ponían al descubierto que al imitar a Occidente se incrementaba su grado de dominio, la imposición de la modernidad es una forma de asimilación que ignora las culturas y destruye los valores morales tradicionales. Se resaltaba la falta de autenticidad de los imitadores. Para resistir al asalto cultural el elemento religioso de la identidad es esencial.
De igual forma, los debates en torno al papel de la religión en la política y la sociedad se intensificaron. Algunos pensadores revisionistas creían que la autoridad política no debería de elegirse con base a su autoridad religiosa, pero sí sujeta a su aprobación. En contraposición, se sostiene que la religión no se ocupa solo del conocimiento de Dios, también organiza a sus fieles e inspira sus acciones, como lo advierte la Organización de los Hermanos Musulmanes.
Hoy, han resurgido estas reflexiones que predominaron en el siglo pasado. El pensamiento islámico crítico vuelve a hablar del nahda.
Pensadores laicos e izquierdistas liberales proponen la idea de ruptura para rehacer la relación con el pasado. Renovar la tradición para liberarla de culturas, creencias y métodos invasores. Bien vale la pena ese esfuerzo, vivimos tiempos en los que es necesario probar que el islam y la modernidad son compatibles.
• Es internacionalista, politólogo, abogado y profesor
de derecho en la UNAM. @heladioramirez