Del 31 de agosto al 1 septiembre se llevará a cabo en la ciudad de Querétaro Trámite, Buró de coleccionistas Tomo 003. Es una feria que reúne arte contemporáneo de la región del bajío, con la intención de divulgar y facilitar su acceso al público. Aunque hay presencia de galerías, se proponen otros criterios de comercialización de obras y la difusión de artistas emergentes. Entre las sedes que participan están,
el Museo de la Ciudad de Querétaro, que albergará la exposición Lo increíble es la verdad, de Jean Sebastian Ruyer; y el Museo de Arte Contemporáneo, donde se presentará Iteración 47 de Quirarte + Ornelas. Además, se cuenta con un programa de intervenciones públicas, conversatorios sobre arte, periferia y nuevos medios, así como recorridos guiados por los curadores participantes, todos mexicanos.
¿Es cierto que el arte contemporáneo es una actividad siempre llena de privilegios y logros económicos? ¿Se debe pagar por acceder a una obra?
Las respuestas a veces implican mitos y cierta exageración. El problema es que se imagina que las prácticas artísticas necesariamente conllevan al juego de poder de una élite. Y que los artistas que logran algún tipo de visibilidad dentro del circuito comercial están vendidos, de inmediato elevan su estilo de vida y olvidan el arte comprometido.
En un estudio Carla Pinochet y Verónica Gerber, describen la escena artística de la Ciudad de México plagada de inestabilidad y precarización laboral.
Paradójicamente, la mayoría de los artistas jóvenes no viven del arte. Tienen oficios alternativos, algunos en el plano informal y otros en el emprendimiento. Llegar a participar con las instituciones, tampoco es garantía de lograr carrera. El arte es un campo que para muchos tiene el defecto de no dejar ingresos fijos: “he viajado muchísimo, pero realmente no tengo un quinto. Te pueden pagar el boleto, o el hospedaje, o la producción…pero la comida nunca me la han pagado”, comenta un citado por las autoras en Estrategias creativas y redes en las artes visuales, en Cultura y desarrollo: una visión distinta desde los jóvenes, 2011.
El crítico Gerardo Mosquera nos recuerda que el arte hecho desde América Latina ha aprendido a caminar con el diablo. Debido a las condiciones de los contextos en los que se produce, los artistas han aprendido a usar estrategias que no significan el antagonismo definitivo contra los modelos europeos, el mercado internacional o el apoyo de las instituciones. Lo que sobresale es su actitud de apropiación, su capacidad de extraer intereses y fines propios a partir del poder establecido y sus mercados.
Esa ambigüedad un tanto contradictoria, es la que les ha permitido desarrollar intenciones críticas, de resistencia y afirmación cultural empleando los discursos artísticos.
No hay artistas que no estén interesados en vivir de su trabajo, por más alternativos que se consideren. El punto es desbloquear el acaparamiento de la economía cultural, sacarla de sus fronteras raciales y elitistas para explorar otras redes de circulación y comercio cultural. Falta por ver si la feria mencionada logra aportar algo en este sentido.
Antropólogo y maestrante en
Ciencias Sociales. Analista del arte
contemporáneo, la cultura popular y
las culturas contrahegemónicas en
América Latina.
@ecoamarillo