En momentos en que nos encontramos defendiendo a capa y espada nuestros orígenes prehispánicos y exigiendo como país una disculpa a España, por haber emprendido hace casi medio milenio la conquista, de lo que hoy llamamos México, de hecho ha lastimado el árbol de la concordia que milicianos y españoles hemos cultivado por 80 años.
Contrasta saber que existen zonas arqueológicas en las que, en todo el año se para una mínima cantidad de personas, además se ha reportado un descenso notable de visitantes en algunos de los principales sitios prehispánicos como Teotihuacán o Tulum.
Entre las causas de esta baja, se señala la desaparición de lo que era algo vital y fundamental para promover el turismo en nuestro país: el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM); aunado a la inseguridad imparable en toda la República mexicana; el incremento en los costos de transporte y hospedaje, así como la plaga del sargazo en la Riviera Maya, entre otros aspectos.
La cantidad de montañas de basura en Tulum, por ejemplo, hacen que un centro turístico hermoso y ejemplar tenga una pésima imagen a nivel mundial. Temas que se tienen que cuidar y no desatender jamás.
Si bien, mucho del turismo internacional visita nuestro país atraído por nuestras playas, el segundo foco esplendoroso lo constituye el pasado prehispánico y la abundante oferta arqueológica: 189 sitios distribuidos a lo largo y ancho de la nación.
En este sentido, no es de extrañar que el museo que mas visitantes recibe en todo el país sea precisamente el Museo Nacional de Antropología, donde se resguardan lo más preciado del arte que nos legaron los antiguos habitantes de México.
Es muy importante decir que el personal a cargo del cuidado de los restos de las civilizaciones que nos antecedieron, es poco y está muy mal equipado. Muchos de esos museos y centros arqueológicos son objeto de vandalismo, robo y saqueo, lo que desalienta el turismo hacia los mismos.
Aún los grandes espacios arqueológicos como Teotihuacán, Chichén Itzá, Tulum, Palenque o Tajín, sufren el embate del turismo que daña con su paso los vestigios de las grandes sociedades que los edificaron. Los visitantes encuentran paredes grafiteadas, escalinatas dañadas o edificios afectados por la humedad o la vegetación.
Es urgente implementar acciones que se requieren además de intensificar el cuidado y la protección de las zonas arqueológicas; aumentar su promoción, dado que no resulta nada lógico que tengamos las payas mas hermosas y sitios prehispánicos que no son visitados como se debe y que no interesen a nadie, paradójico que en un país en el que sus habitantes se enorgullecen de su pasado indígena y cultural.
La promoción debe de ir acompañada, además, con un énfasis en los programas más educativos para que se despierte en las nuevas generaciones el interés y amor por nuestras riquezas naturales.
•Periodista y escritor. @pagessiempre