Estado simbólico como pocos, Baja California vuelve a ilustrar los cambios que está viviendo el país mediante sus resultados electorales. Alberto Nava, expresidente del PRI en Tijuana, me comparte algunos datos que a continuación presento. La de 2019 fue la elección con más baja participación en la historia del estado. Únicamente votó 29 por ciento del electorado. La abrumadora victoria de Morena no tiene precedente en los últimos 39 años. La vez anterior que un solo partido político o alianza ganó todas las elecciones locales fue en 1980.
El PRI se volvió la séptima fuerza política estatal, al obtener solamente un diputado y cuatro regidores. Leyó usted bien, séptima fuerza. Morena, PT, PRD, PAN, MC, PVEM tuvieron mejor desempeño electoral que el PRI. “El electorado prefirió voltear a ver candidatos independientes desconocidos antes que al PRI” me comenta un militante bajacaliforniano del otrora partidazo. La votación para gobernador del PRI pasó de 417 mil 99 sufragios para Fernando Castro Trenti (quien también perdió la elección) en 2013 a 35 mil 521 para Enrique Acosta en 2019. Sirva esto como botón de muestra para que se entienda que los resultados fueron auténticamente devastadores, no obstante que haya quienes celebren la conservación del registro para el partido.
El PAN va a ser la tercera fuerza política local, pues únicamente alcanzó dos diputados (en un congreso de 25). Julian Leyzaola, un exmilitar en estado de retiro y candidato perredista a la presidencia municipal de Tijuana, logró la hazaña de resucitar al PRD al obtener dos diputados locales y cinco regidores. No nada más eso, Leyzaola tuvo por sí solo más votos que Morena en Tijuana. Morena ganó Tijuana gracias a su alianza con otros partidos, pero de haber competido individualmente contra el PRD de Leyzaola, Morena habría sido derrotado.
Respecto a la elección local anterior (2016), Morena quintuplicó sus votos municipales. Pasó de 68 mil a 344 mil. Morena también multiplicó por cuatro su votación para diputados. Pasaron de 89 mil votos a 360 mil. Esto deja muy claro quién crece como fuerza electoral y quién no. Morena consolida una nueva hegemonía estatal. ¿Será duradera? Eso depende del examen de conciencia que hagan otras fuerzas políticas para analizar detenidamente las causas de su derrota y la desconfianza que inspiran a la ciudadanía.
Vivir en el negacionismo para decir que todo iba bien cuando la popularidad presidencial se desplomaba, fue uno de los errores decisivos de los más altos mandos del gobierno y del PRI el sexenio pasado. La falta de autocrítica mató al PRI en Baja California. El PAN puede seguir presumiendo que le fue bien o reconocer que está fracasando y cambiar de rumbo para ofrecer una alternativa opositora frente a Morena. De lo contrario, México se instalará prácticamente en el unipartidismo.
•Internacionalista y analista político:
@avila_raudel