Definitivamente iniciaremos una nueva década con innumerables problemas que van de una economía más que complicada a una inseguridad creciente que parece rebasar a las autoridades, sin embargo, en lo personal lo que más me preocupa y que debería ser la prioridad de todos los mexicanos es que el cambio climático seguirá avanzando para este 2020 con consecuencias inimaginables.
Desde hace muchos años he sido constante en advertir al gobierno en turno de la urgencia de que pongan atención al medio ambiente, cada día que pasa los estragos del adelgazamiento de la capa de ozono son advertencias de que el astro rey, el sol, nos llevará a temperaturas que desataran más incendios forestarles, muertes por inanición, perdida de ganado y muchas otras cosas que seguimos minimizando tontamente.
Hace unos días el Presidente Andrés Manuel López Obrador presumió orgulloso tres puntos que van en defensa del medio ambiente: el programa “sembrando vida”, la prohibición de siembra de transgénicos y la eliminación del fracking para el petróleo. Lo que no se dijo en el caso de los árboles plantados en el sureste de nuestro país es que su crecimiento es de cuarenta a cincuenta años, mientras tanto se seguirá contaminando con nuevos proyectos.
En cuestión de transgénicos ningún mexicano estará autorizado a la siembra del maíz, pero si los estadounidenses tienen el permiso para importarlo, mientras que, si bien la extracción de gas y petróleo ya no será mediante el método de someter a una fuerte tensión al subsuelo para fracturar la roca y recopilar el combustible, la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, generará el mismo daño ambiental que tratan de evitar eliminando el fracking.
A lo largo de este año que está por terminar he reiterado a través de estas líneas lo perjudicial que será para nuestro medio ambiente la construcción del Tren Maya, no sólo afectará a los pueblos indígenas de tres estados: Yucatán, Quinta Roo y Mérida, se perderán miles de kilómetros de selva y perecerán grandes cantidades de especies animales y plantas consideradas en extinción.
Aún hay tiempo para que nuestro gobierno tome consciencia de que se puede luchar para mejorar la economía, la inseguridad, la salud, el trabajo, pero si insisten en mantener ambos proyectos el daño al medio ambiente en México será irreversible y ni con cuatro millones de árboles plantados se resarcirá el mal que se hará.
Desde aquí, a través de estas líneas, vuelvo a hacer un llamado al Presidente López Obrador para que detenga ambas obras y solicite a su gabinete que tiene que ver con el medio ambiente le proponga programas no contaminantes, que mejor obra que cuidar la salud de los mexicanos, de los animales, de las plantas y del planeta que nos da tanto a cambio de maltrato extremo.
Si el primer mandatario quiere México puede ser ejemplo para seguir en materia de cuidado ambiental, ojalá lo desee tanto como yo.