Calavera emergente en Tláhuac, homenaje a víctimas del 19-S

POR EDUARDO BAUTISTA

Se ha dicho hasta el cansancio que la gigantesca calavera de cartón enterrada en las calles del barrio de Santa Cecilia, en Tláhuac, es una forma creativa de aprovechar los baches de la Ciudad de México para hacer arte, pero no es así.

De lo que en realidad se trata es de un homenaje a las personas fallecidas a causa del sismo del 19 de septiembre de 2017, asegura en entrevista a ContraRéplica

Raymundo Medina, fundador de Jaén Cartonería, el colectivo que elaboró esta monumental artesanía que le ha dado la vuelta al mundo en redes sociales.

De esta manera, dice, se simboliza el Mictlán —el inframundo de los mexicas, que en náhuatl significa “lugar de los muertos”— y, a la vez, a todos los cuerpos que quedaron enterrados entre los escombros que dejó aquel trágico terremoto, en el que 369 personas perdieron la vida y siete mil más resultaron heridas, según cifras del gobierno capitalino.

“En un principio se creyó que era una crítica a los baches de la ciudad, pero no, ni siquiera hay en esta calle. Nosotros colocamos a propósito las piedras, todo es una ilusión óptica. Nuestra intención más bien fue recordar a la gente que murió debido al temblor. Cada año, hacemos nuestro plan de trabajo, y el año pasado decidimos que, para 2019,realizaríamos una conmemoración del segundo aniversario del 19-S. Es nuestra forma de rendir tributo a todas esas almas que inevitablemente nos recuerdan, con esta idea de emerger de la Tierra, a la prehispánica Mictlán”, explica el experto en cartonería, un oficio profundamente arraigado en la Ciudad de México desde hace varias décadas.

Que la muerte rompa el pavimento para brotar del subterráneo es una acción sumamente simbólica, no sólo por las concepciones que tenían las culturas prehispánicas en torno al inframundo sino porque, al final, esta metrópoli —la más grande de Latinoamérica— fue construida hace 500 años sobre las ruinas de un imperio por el que corrió mucha sangre, asegura Medina, quien también imparte clases de cartonería en la Fábrica de Artes y Oficios (FARO) de Tecómitl, en Milpa Alta.

POR AMOR AL ARTE

Jaén Cartonería es un colectivo familiar, que lleva ocho años de trabajar el cartón. Está compuesto por alrededor de 13 personas. Desde muchachos que acaban de cumplir la mayoría de edad hasta laseñora Gina Jaén, de 87 años, madre de Raymundo, quien ayuda a pintar las calaveras con una paciencia ejemplar.

Cada año, el grupo elabora alguna pieza o instalación alusiva al Día de Muertos. “Lo hacemos por amor al arte”, dice Medina. Tan sólo para elaborar esta calavera, los integrantes se tardaron tres meses, tiempo que podría ser mucho menor si los artesanos se dedicaran exclusivamente a sus actividades creativas, “pero la verdad es que la mayoría se dedica a otras actividades para poder solventar los gastos diarios”.

“Somos un colectivo independiente. Para que el gobierno nos dé algo está en chino. Ni siquiera la delegación (Tláhuac) nos ha apoyado. Sí nos han invitado varias veces a exponer nuestro trabajo en sus instalaciones, pero nada más nos ofrecen el espacio. No hay otro beneficio. Y es una tristeza, porque presupuesto hay, sólo que no quieren utilizarlo”, observa el artesano.

Jaén Cartonería planea para 2020 una instalación de estructuras geométricas. Y es que uno de los objetivos de Raymundo es que la cartonería deje de asociarse exclusivamente con las festividades del Día de Muertos, y que comience a entenderse como un proceso artístico libre de clichés.

“El cartón es un material muy noble: tiene tanta resistencia y maleabilidad que nos permite explorar nuevas vertientes o formas para nuestra técnica.

Al cartón le faltan mayores expresiones artísticas más allá del Día de Muertos.

Creo que nos hemos estancado en lo tradicional. Ya es hora de buscar nuevas vertientes”, señala Medina.

No es casualidad que la calavera se ubique en Tláhuac, una de las alcaldías con mayor cantidad de pueblos originarios (siete para ser exactos). En esta demarcación, decenas de barrios celebran a la muerte como en pocos lugares de la ciudad.

Santa Cecilia, de hecho, se ubica a 30 minutos en automóvil de San Andrés Mixquic, pueblo que año con año atrae a miles de mexicanos y extranjeros para celebrar el Día de Muertos. Tal es su relevancia, que incluso el cementerio de Coco (2017) —el mayor éxito animado que ha tenido Walt Disney en México, con una recaudación en taquilla que superó los mil millones de dólares— también se llama Santa Cecilia.

Ante la pregunta de qué tantas expectativas se ha generado por la gran convocatoria mediática que ha tenido su calavera, Raymundo prefiere mantenerse incrédulo ante la posibilidad de que un día el gobierno valore su trabajo.

“El problema es que yo no congenio con la burocracia. Lo que en realidad espero es la participación de la gente de mi entorno. Sobre todo de los jóvenes.

Yo creo profundamente en el poder de los colectivos. Son entes que favorecen la convivencia familiar y contribuyen al tejido social”, comenta.

En los últimos años, la imagen de Tláhuac se ha ensombrecido por la presencia de grupos del crimen organizado, como La Mano con Ojos. En julio de 2017, la Marina abatió en esa demarcación, en un operativo especial sin precedentes en la ciudad, a Felipe de Jesús Pérez Luna, alias El Ojos, a quien las autoridades señalaron como principal responsable de distribuir drogas en el oriente de la capital.

Y aunque Medina asegura que Santa Cecilia vive en una tranquilidad relativa, los datos que arroja Semáforo Delictivo son contundentes: Tláhuac es la segunda alcaldía de la ciudad con mayor cantidad de homicidios dolosos. Tan sólo en el primer semestre de este año, este delito —el más cometido en la ciudad— creció 16 por ciento con respecto al mismo periodo de 2018. La muerte acecha a la Ciudad de México. Y no sólo “enterrada” en las banquetas.