Canelo vs. la corriente

Su próxima pelea contra Sergey Kovalev, debería ser valorada como un combate de alto riesgo, así lo piensa él; buscando crear una gran historia en el boxeo, el mexicano decidió arriesgarse para obtener un nuevo título mundial, ahora en la categoría de los semicompletos, dos escaños arriba del peso dónde Canelo transita con éxito desde hace varios años. Kovalev no solo es considerablemente más alto que Álvarez, es un campeón consolidado y también quiere ganar.

La mayoría de sus críticos, refieren a Kovalev como un peleador “viejo”, pues el ruso tiene 36 años de edad, quienes así lo hacen y aseguran que Álvarez teme enfrentar por tercera ocasión a Genaddy Golovkin, pierden de vista que Golovkin es incluso mayor que Kovalev por un año, lo que significa, sin duda, que en el terreno de la opinión pública, desacreditar se convirtió en una constante en la que lo ilógico predomina; más que en un ejercicio reflexivo, la crítica mordaz hacia quienes triunfan, es como una avalancha que sea activa en automático.

Golovkin, de 37 años, se mostró frágil en su última pelea, por lo que, de concretarse ese tan esperado tercer enfrentamiento entre Canelo y GGG, será la misma ola la que provoque un señalamiento predecible: “Saúl Álvarez accedió a ese combate solamente porque vio que el kazajo ya no representa ninguna clase de peligro”.

Canelo es ahora la máxima figura del boxeo mundial, nos guste o no, el joven ha trabajado para estar ahí; se convirtió en una máquina multimillonaria, Álvarez es una empresa en sí mismo y dicho sea de paso, es una de las empresas más rentables del deporte profesional que hoy existen en el mundo.

A sus 29 años de edad, podría llegar a convertirse en el atleta mejor pagado de la historia al término de su carrera, por eso tiene una fila de oponentes esperando por una oportunidad, pues saben que pelear contra Canelo, les generaría una bolsa que muchos jamás soñaron posible; con una sola pelea contra Álvarez, algunos campeones bien consolidados, ganarían más de lo que aspiran a ganar, incluso, a lo largo de una próspera carrera.

Ganando o perdiendo contra Kovalev, las críticas hacia el mexicano seguirán, pues la crítica irreflexiva, sigue siendo una de las tradiciones más arraigadas en este país en el que le tocó nacer, donde brillar es el mayor de los pecados.

Para llenar espacios, para generar polémica, para llamar la atención, o simplemente, para no quedarse callados, periodistas y pseudo periodistas, se dieron a la tarea de tener a Saúl Álvarez en la agenda; es el personaje ideal para golpear, desde un micrófono, una pluma, o una cuenta en redes sociales.

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