La semana pasada el agudo editorialista Gil Gamés reseñó los resultados de la encuesta de lectura en México publicados por el Inegi (MOLEC). Al día siguiente, presentó una encuesta con metodología similar sobre los hábitos de lectura en España. Se trata del Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros 2017. Fuera de los datos esperables como el hecho de que en España se lee más o que a mayor escolaridad tiende a darse una mayor propensión por la lectura, llaman la atención las coincidencias. Primero, en ambos países, mexicanos y españoles señalan como el principal obstáculo para la lectura la falta de tiempo. En ninguno de los dos países se quejan del precio de los libros. Segundo, en ambos países, las mujeres leen más libros que los hombres, pero ninguna de las dos encuestas explica porqué pasa eso. Por otro lado, los hombres leen más periódicos que las mujeres.
¿A qué se debe?
Otra cosa fascinante es que, en ambos casos, la gente responde que prefiere leer libros de literatura (mayoritariamente novelas) por encima de otros temas. ¿Por qué los hombres se interesan menos en leer libros que las mujeres? ¿Menos tiempo libre? ¿Por qué leen más periódicos? ¿Mayor nivel de politización? ¿Cómo incrementar la lectura de periódicos por parte de las mujeres y la de libros por parte de los hombres?
Ahora bien, si la literatura es el tema de lectura consentido de todos, el mercado editorial haría bien en dar mayores oportunidades de publicación a los narradores. Por otro lado, las similitudes hacen suponer que el nivel de desarrollo de los países no incide tanto sobre las preferencias de lectura, aunque desde luego sí impacta el ritmo de lectura y el consumo de libros. Ahora, la encuesta española incluye en sus entrevistados a la población de 14 años en adelante, mientras que la mexicana mide a la gente de 18 en adelante. La encuesta española también pregunta sobre el número de libros en casa y dedica espacio a la lectura en plataformas digitales. Ambos factores están casi completamente ausentes de la encuesta mexicana.
Finalmente, por algún motivo que desconozco, estas cifras publicadas por Inegi la semana pasada no tuvieron ningún eco en la discusión mediática mexicana. Ni los programas de televisión, ni los editoriales (con la excepción del ya mencionado Gil Gamés), ni las mesas de debate de los programas de radio, se ocuparon del tema. Esto dice mucho del interés público que produce la lectura y quizá, de las causas por las que no mejoramos en estos asuntos. No vamos a cambiar los indicadores de lectura en México en el corto plazo, pero podríamos empezar el trabajo para mejorarlos.
•Internacionalista y analista político:
@avila_raudel