Con dosis de arte combaten violencia en el Edomex

Más allá de si el arte se percibe como una manifestación del gusto o de una cultura en particular, no son pocos los que afirman que su poder radica en la transformación.

Hace tres años Impacto Social y Arte Comunitario AC puso en marcha un proyecto con el que busca prevenir la violencia en la segunda entidad más peligrosa del país: el Estado de México.

El artista Gregorio Escobar y la actriz Tania Ángeles Begún encabezan un proyecto en el que participan más de 200 personas con el propósito de extender la danza, el teatro y la experimentación artística a las comunidades más vulnerables de Toluca y el Valle de México, zonas en las que la alerta por feminicidios, robo o secuestro no son pocas y donde las posibilidades de buscar otras formas de vida son como un oasis en el desierto.

Más de 120 escuelas han atestiguado como ese oasis que representa la danza, la pintura se convierte en una posibilidad de supervivencia y en una herramienta para construir otros mundos, otras personas.

“ El tema base es la violencia, antes de acudir a las escuelas realizamos censos para identificar cuáles era los problemas más frecuentes en las zonas y la violencia intrafamiliar era el común denominador, y es claro porque es esa violencia es lo que detona todo lo demás. Con este proyecto nosotros no buscamos frenar el problema sino prevenirlo, concientizar a los estudiantes y a los niños de que todo ese enojo que sienten con el mundo, consigo o con sus familias se pueda canalizar en otras cosas que creen y no destruyan”, dijo Begún en entrevista a ContraRéplica. La actriz expresó que aunque los talleres, las obras de teatro y los laboratorios se presentan paulatinamente en cada una de las escuelas, lo que importa es la incidencia que eso genera en el modelo educativo, ya que a partir de eso, los profesores pueden darse cuenta de que existen formas en que se puede reconstruir el tejido social.

Por otra parte Escobar aseguró que una de los frutos que ha rendido el proyecto es que tanto los alumnos como los profesores han podido visibilizar algunos de los problemas de sus comunidades.

“Si llevamos arte, incidimos en el modelo educativo y generamos una conciencia social en muchas de las comunidades que representan focos rojos de violencia. Son como un espejo en los que ellos pueden ver reflejadas sus problemáticas, y combatirlas”, indicó.

Desde septiembre pasado a la fecha los talleristas han recorrido más de 110 escuelas montando obras de teatro, talleres de pintura, danza y un laboratorio experimental en el que los propios alumnos son sus propios actores, dramaturgos, directores y espectadores.