POR MARTHA ROJAS
El gurú de la Generación Beat William S. Burroughs planteó el lenguaje como un virus, una invasión que se propaga de un individuo a otro, partiendo del mismo supuesto el Taller 138 inauguró la muestra Habla mi lenguaje, que cuestiona el lenguaje plástico.
La exposición, que permanecerá
abierta hasta el 10 de noviembre, reúne más de 40 piezas, entre pinturas y grabados de artistas como Andy Warhol Edmundo Aquino, Jean-Denis Cruchet, Magali Lara, Brian Nissen, Gabriel Macotela, Rodolfo Nieto, Leonel Góngora, Santiago Rebolledo, Ricardo Rocha, Esteban Sola, Antoni Tàpies, Daniel Zelaya, Raúl Herrera, Gilberto Aceves Navarro, Carlos Aguirre Pangburn, Daniel Argimon, Ana Checchi, José Luis Cuevas, Paulina Jaimes, Ulises Ascencio, Daniel Lezama, Beatriz Zamora o Jordi Boldó.
La idea que da forma a la exposición Habla mi lenguaje, está inspirada
en ese inquietante concepto con el que Burroughs se refería al lenguaje y que postuló en su obra La revolución electrónica. La idea también se extiende y con franco desasosiego contagia una pregunta: si el lenguaje visual plástico expresa, comunica, se expande, ¿también es un virus?
A pesar de los distintos contextos y
temporalidades, los artistas y sus obras se conectan no sólo técnicamente, sino a través del discurso mediante la interacción misma del arte y los artistas, ver y dedicarse al arte es estar expuesto -- parece confirmarlo todo-- a este “virus”.
La idea que lleva a dar forma a la
Habla mi lenguaje es jugar con ese concepto y las obras que se integran, lo que resulta, de este modo, antes que nada, una exposición lúdica, casi podría decirse que desde un concepto experimental.
Los beats fueron y son considerados
unos santos locos, unos taoístas borrachos del silencio bullicioso.
Su genialidad fue tanta, que entre sus
referentes máximos, se dieron el lujo de repartirse generaciones enteras.
El lenguaje debe de ser abolido. Esta
premisa se encuentra incrustada en toda la obra de Willam Burroughs.
Su concepción negativa del lenguaje
es la causante del contenido zenárquico de su pluma, y de sus experimentos de destrucción de la palabra por medio de la palabra.
Es evidente, que antes de evaluar sus
obras y sus técnicas literarias, y para descubrir cómo se fundamenta su odio y rechazo hacia el lenguaje; primero debemos de analizar a profundidad su bastante pintoresca teoría del orígen del lenguaje humano.