La iglesia católica decidió modificar la ceremonia del Miércoles de Ceniza, ante el aumento de casos y defunciones de COVID-19, para que esta sea lo más segura para sus feligreses.
Ahora, los religiosos solamente harán la bendición de las cenizas con agua bendita y después se dirigirán a los asistentes para mencionar una de las oraciones del Misal Romano.
Acto seguido, el sacerdote deberá sanitizarse y usar cubrebocas para poder acercarse a los fieles y dejar caer la ceniza sobre sus cabezas, no se hará la señal de cruz en la frente y se evitará el contacto tanto físico como verbal.
La forma tradicional es que los feligreses acudan a la iglesia para recibir la señal de la cruz en la frente por parte del sacerdote.
La nueva forma, fue avalada por el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos desde 2014 y Monseñor Arthur Roche, Arzobispo Secretario.
Imagen: Cuartoscuro