Es increíble lo mucho que pueden distar los equipos de una misma liga, incluso en México donde históricamente ha habido una paridad de nivel entre todos los contendientes de la primera división.
Y aunque los boletos a la disputa por el título siguen siendo bastante peleados (basta ver la tabla de clasificación entre los lugares 11 y 4), los polos de nuestro campeonato son diametralmente opuestos.
¿Qué tenemos arriba? A los tres mejores equipos del certamen, sin lugar a dudas. León con un paso dominante, arrollador, histórico, con juego atractivo, y cuya racha ganadora no parece tener rival, cosa que lo ha convertido en candidato número uno al título.
Pero detrás de la Fiera hay que destacar por supuesto a Tigres, quien aún tiene opciones matemáticas de arrebatarle el liderato general de la competencia, y en tercera posición a los Rayados, quienes son torneo a torneo un rival de respeto para todos sus contrincantes.
Aunque el caso del León merece un análisis más detallado, por tratarse solamente de un torneo y no de una constante que lleve varios años como la de los equipos norteños, está claro que los proyectos y las aspiraciones de todas estás escuadras siempre se llevaron a cabo teniendo lo más alto como meta. El título es su mayor deseo y se pusieron a trabajar para alcanzarlo.
Podríamos envidiar el potencial económico que tienen Felinos y Rayados, que ayer protagonizaron además el primer capítulo de una nueva final, ahora en CONCACAF. Pero no olvidemos que León también es respaldado por un grupo poderoso de nuestro futbol.
Es una realidad: para ganar y ser protagonista, hay que invertir sabiamente.
Refuerzos protagonistas, una estructura de fuerzas básicas que prepare el camino para el surgimiento y desarrollo óptimo de jugadores jóvenes, una conexión entre plantel y cuerpo técnico, y a la vez entre equipo y afición… todo eso engloban los proyectos deportivos aquí citados.
¿Qué ocurre en el otro extremo de la clasificación?
Yo diría, sinceramente, que una vergüenza. El caso más alarmante es Veracruz, y ya lo hemos comentado antes. Un desastre dentro y fuera de la cancha, como proyecto deportivo y como institución. Basta recordar que además de los pobres resultados, la administración está lejos de ser la ideal.
Pero creo que pocas cosas se comparan a lo vivido por Pumas y Chivas, sobre todo por la exigencia que estos dos equipos deberían tener (aunque a veces siento que también empezamos a ser condescendientes con ellos). Es inadmisible tan solo pensar que están fuera dos jornadas antes de finalizar el certamen. Ya si nos ponemos a analizar a sus directivos, casi todos con el agua hasta el cuello a estas alturas, podemos empezar a entender la principal problemática.
Obviamente no todos pueden estar arriba, por eso es una competencia. Pero hay formas, y mientras unas son ejemplares, queda claro que otras no funcionan para nada.
•Periodista y analista deportivo
alex.lindoro@gmail.com/@AlexLindoro