Los crímenes financieros, dentro de los que se ubica el lavado de dinero, provienen en su mayoría de fenómenos como el crimen organizado y el narcotráfico en México. Y una de sus manifestaciones más complejas es el envío de remesas, en las que se dificulta hacer un análisis de riesgo, aun con herramientas de inteligencia artificial; así lo dio a conocer SAS, empresa pionera de inteligencia artificial y analítica avanzada.
Y es que según información de la Asociación de Especialistas Certificados en Antilavado de Dinero (ACAMS por sus siglas en inglés) anualmente en Latinoamérica se estima que el lavado de dinero asciende a unos 400 mil millones de dólares.
“En México hay una conciencia más avanzada en cuanto a las medidas que se toman en contra del lavado de dinero, pues se llevan a cabo acciones desde mucho tiempo atrás y se cuenta con regulaciones muy estrictas, en comparación con países de Centroamérica o Latinoamérica, por ejemplo. Sin embargo, hemos detectado que algunos de estos sistemas son obsoletos”, asegura, Yuri Rueda, especialista en Fraude y Security Intelligence LATAM de SAS”.
El especialista resalta que si bien hoy en día, algunas de las instituciones de fiscalización, reguladores y revisión financiera, ya cuentan con herramientas tecnológicas, la mayoría de estas se han visto rebasada por la evolución con que crece el ingenio y las formas que la misma tecnología facilita a los delincuentes el blanqueo de fondos, ante los cuales, se requiere un contrapeso basado en la Inteligencia Artificial, el Machine Learning y la Analítica Avanzada.
El fruto de estos crímenes financieros es cuantioso y por ello los delincuentes también invierten en los recursos tecnológicos necesarios que les permiten acceder a sumas billonarias. Se estima que el producto de estas actividades delictivas representa entre el 2 y el 5% del PIB mundial, lo cual equivale hasta a 2 billones de dólares al año, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Los expertos de SAS ubican, desde las actividades más antañas como el “Pitufeo” o “Smurfing”, que consiste en la fragmentación de grandes transacciones en pequeños movimientos bancarios, realizados con la ayuda de múltiples cómplices para no levantar sospechas en las entidades afectadas.
Otro de los grandes contribuyentes a este delito son las remesas uno de los ejemplos más comunes identificados por SAS. Que, además representan uno de los mayores retos para las instituciones bancarias, por su naturaleza intrínseca; es altamente complicado identificar de dónde provienen estos fondos y a dónde se dirigen, aunque son rastreables, sobre todo, cuando se dirigen a localidades focalizadas.
Otro gran reto que se ubica en cuanto al lavado de dinero, son los silos de información, que consisten en a encapsulación de información por parte de miembros de instituciones bancarias o de orden financiero, que no puede ser analizada por estar separada del resto de los datos de la institución, por lo que complica detectar anomalías relacionadas con estos.
Si bien a la lista se suman distintos ilícitos como la creación y operación de empresas, fantasma, el uso de prestanombres en operaciones de procedencia dudosa, inversiones en fondos indexados o en aseguradoras con capital ilegal, contrabando de distintos bienes, objetos o seres vivos; compraventa de inmuebles o joyería de alta gama; o adquisición de vales de despensa; el rey de todos estos es el crimen organizado y el narcotráfico, de donde SAS ubica la principal fuente de estos recursos.
Con información de RedFinancieraMX
Imagen: Especial