Dicen que ayer por la mañana en la oficina de la jefa de gobierno de la Ciudad de México se escuchó un lamento como el de la Llorona seguido de una más de esas mexicanísimas expresiones que ha traído consigo la 4T: “No me defiendas compadre”, y es que durante su mañanera, nuestro amado líder le dio su llegue a Claudia Sheinbaum camuflado de respaldo y reconocimiento.
A pesar de las tinieblas provocadas por la súper ultra extraordinaria contingencia ambiental plus que ha ensombrecido la vida cotidiana de la Ciudad de México en los últimos días, el presidente se presentó en su mañanera y en medio de la bruma —ojo, no le llaman contaminación—, muy a su estilo, primero elevó por todo lo alto a la jefa de gobierno diciendo que es una mujer de convicciones, inteligente y honesta para luego dejarla caer: “es conocedora de este tema [contingencia ambiental] pero además su especialidad como profesional, como científica tiene que ver con el medio ambiente, cuando fui jefe de gobierno ella fue la secretaria del medio ambiente”.
¿Y entonces? nos preguntamos todos los habitantes de la Ciudad de México con los ojos llorosos —y no por la emoción— mientras tosíamos a coro. Si lo que dijo nuestro amado líder es cierto —y debe serlo porque dice que nunca miente—, entonces ¿por qué la jefa de gobierno se lavó las manos y le echó la culpa a la administración pasada? ¿Nadie le recordó que ella fue parte de ese gobierno al que ahora culpa, nadie le dijo, “oiga, doña Claudia, ya no recuerda que fue delegada de Tlalpan”?
Esta contingencia extraordinaria pasará a la historia como el primer fracaso importante de la administración de Claudia Sheinbaum, pero dejando de lado su torpeza para afrontar su primera crisis, lo que me inquieta es cuánto más podrá servirle al presidente, a sus gobernadores, a sus diputados, senadores y amigos que le acompañan el argumento de que todo es culpa del pasado, de las administraciones anteriores, del neoliberalismo, de la otrora mafia en el poder, de los fifís, de los conservadores que se oponen al cambio.
El pasado es el culpable según la 4T, pero curiosamente el nuevo gobierno se ha comportado del mismo modo que los gobiernos del pasado, cuando menos en un punto que no es menor, respetando una de las reglas no escritas del sistema político mexicano —la única que todos han cumplido—: al presidente saliente nadie lo toca y de paso tampoco a la mayoría de los funcionarios de alto nivel.
No ha habido un solo sexenio en que no ocurriera así, ni siquiera el actual. De pronto el gobierno entrante llevaba a un chivo expiatorio a la piedra de los sacrificios para taparle el ojo al macho —como ocurrió con Jorge Díaz Serrano director de Pemex en el sexenio de José López Portillo acusado de fraude por el gobierno de Miguel de la Madrid— pero nada como para enorgullecernos de nuestro estado de derecho, ni de la justicia mexicana no obstante que era un secreto a voces que en cada sexenio decenas de funcionarios, y en muchos casos hasta los presidentes, se servían con la cuchara grande de la corrupción favorecidos por la impunidad.
La culpa es del pasado según el nuevo régimen, pero nuestro amado líder se ha empecinado en no perseguir la corrupción y la impunidad del sexenio anterior. Si la tragedia mexicana es responsabilidad del PRIAN, de Peña Nieto y compañía, de Fox y Calderón, por qué nadie quiere tocarlos ni con el pétalo de la cuarta transformación.
Que hable la ley, pero creo que el nuevo gobierno la desconoce. Conforme transcurren los días, el uso del pasado como el argumento para señalar el origen de todas nuestras desgracias se aleja cada vez más. El nuevo régimen ya empezó a construir su propio pasado: ya tiene 10 meses al frente del país, cinco meses de transición en que pararon al gobierno de Peña Nieto y cinco meses ejerciendo el poder.
Ya empezaron a contar —a favor y en contra— las acciones de nuestro amado líder, pero siguen imperando las palabras, la arenga patriotera, las promesas facilonas, las discusiones vacuas, los regaños y todo ese vodevil que suelen ser las mañaneras.
¿Estarán preparados para cuando su pasado los alcance?