Columnas
Hay una escena de la película Los intocables, donde alguien le dice a Eliot Ness que nunca podrá detener a Al Capone, pues toda la policía de Chicago se corrompió y recibe dinero del mafioso. Entonces el personaje de Sean Connery le ordena a Eliot “vamos directo al árbol porque ahí la fruta todavía no se pudre: La academia policíaca. Nuestra esperanza son los jóvenes.”
Considero indispensable que la próxima dirigencia del PRI esté encabezada por una joven. Frente a la ortodoxia exigiendo repetir las mismas caras, pongo el ejemplo de Alexandra Ocazio-Cortez en el sistema político estadounidense. No solamente por motivos de justicia histórica y sintonía con los tiempos, sino porque las discusiones políticas venideras lo exigen. Sugiero cuatro nombres.
1.- Cynthia López Castro, diputada federal. Ha construido su carrera en distritos socioeconómicamente marginados y tiene la sensibilidad para volver a conectar el partido con las clases populares. La diputada López Castro tiene experiencia en el Gobierno federal, fue diputada en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México y constituyente en el proceso de redacción de la constitución local.
2.- Laura Reyna de la Garza. Su juicio sereno y una trayectoria académica sólida (está por recibir su título doctoral) la vuelven un elemento de considerable valor en la formulación de políticas públicas. Laura representa la tradición tecnocrática del partido. Fue una servidora pública notable en la Secretaría de Gobernación, donde ganó el reconocimiento de propios y extraños. Actualmente es panelista en televisión y radio.
3.- Tania Larios. Heredera de la tradición de astucia, malicia, e inteligencia maquiavélica en el mejor de los sentidos. Consciente como nadie de las amenazas que se ciernen sobre las instituciones democráticas mexicanas. Una estratega formidable, capaz de ver hacia adelante y entender la ciudadanía y los tiempos que corren. Valorada por las ONG, mente brillante, aguda y moderna donde las hay, Tania es el león disfrazado de cordero cuya contundencia argumentativa hace de ella polemista invencible.
4.- Sylvana Beltrones. La senadora es una paciente, silenciosa y eficaz operadora de acuerdos. Teje relaciones en su natal estado y en el poder legislativo con una velocidad que eventualmente la hará brillar en la escena política nacional. Política por los cuatro costados, la senadora Beltrones no se forma a la sombra de ningún apellido, sino que está construyendo un nombre propio.
Ninguna sabe que yo la iba a mencionar en este texto. Están acostumbradas a pedir permiso a sus dirigentes. Es el momento, aprovechen la elección interna plenamente democrática prometida por Ruíz Massieu. La coyuntura es favorable para una revolución de la militancia, encabezada con valentía y dignidad por cualquiera de estas mujeres. Háganlo por su partido, pero especialmente, por México, al que le urge una oposición fresca. Los liderazgos convencionales fracasaron monumentalmente. Brínquense las trancas, el país las necesita.