REDACCIÓN
El Premio Nobel de Física 2019, dotado de 940 mil euros (20.2 mdp) será compartido a la mitad por los suizos Michel Mayor y Didier Queloz con el canadiense James Peebles por haber “ayudado a la compresión del cosmos”
En 1995 Mayor y Queloz descubrieron el
primer planeta fuera del Sistema Solar, se trató de Pegaso65 un cuerpo celeste que se encuentra en la constelación Pegaso a 45 mil años luz de la Tierra.
Por otra parte, el mérito del canadiense
fue su teorización acerca de la evolución del universo.
En 1964, Robert Wilson y Arno Penzias,
dos ingenieros de la compañía Bell Labs, descubrieron mientras construían una antena de telecomunicaciones un ruido de fondo que no eran capaces de eliminar y cuya procedencia desconocían.
Peebles había predicho la existencia de ese sonido después
denominado como radiación de fondo, el cual apunta a que es un eco de la explosión que produjo el Big Bang, el cual comenzó en un lugar muy denso y caliente del universo hasta que finalmente explotó.
Peebles, es uno de los “padres” de la cosmología
teórica moderna. Nacido en 1935 en Canadá y nacionalizado estadounidense, repasó su carrera en Princeton, donde se doctoró en 1962 y desde entonces ha sido investigador y profesor, fascinado por cómo “la naturaleza sigue normas que podemos descubrir”.
“Recuerdo cuando introduje en 1982 la teoría de la
materia oscura fría (...). Dos años después le añadí la constante cosmológica de Einstein. Hoy está establecida sólidamente pero en 1984 estaba descontento, pensaba: ¿por qué se concentran en esta teoría particular?”, relató, denotando su escepticismo.
“Pasé la mayor parte de los 80 y 90 inventando otras
teorías, solo porque creía que no deberíamos estar tan seguros sobre una. Pero estaba equivocado, la teoría ha sobrevivido, para mi sorpresa”, agregó Peebles.
Aun así, insistió en que “no podemos estar seguros de que
esa teoría es la respuesta final” porque “a medida que descubrimos aspectos de un universo que se expande y evoluciona, nos sorprenderemos de nuevo” y, a sus 84 años, apostilló: “Espero que se den prisa con esos descubrimientos para que pueda disfrutarlos”.
En 1977 Mayor montó su primer espectrofotómetro en un telescopio al noreste de Marsella (Francia), pero aunque logró rebajar la
velocidad a 300 metros por segundo, esta era todavía demasiado alta para ver un planeta arrastrando a su estrella.
A principios de 1990, Queloz, entonces
estudiante de doctorado, se unió al grupo de Mayor para desarrollar nuevos métodos que facilitaran mediaciones más precisas, una tarea que desembocó cuatro años después en
un nuevo espectrofotómetro que reducía la velocidad a 10-15 m/s y abonaba el camino al primer hallazgo de un exoplaneta.
Ese descubrimiento inició una “revolución” en astronomía, que ha permitido identificar miles de nuevos
sistemas planetarios con telescopios y satélites.
El también miembro de la Academia Sueca de Ciencias Mats
Larsson señaló que el descubrimiento del primer exoplaneta “fue una revelación cambio para siempre nuestra visión del lugar que ocupa la Tierra en el Universo”.
Peebles se lleva la mitad de la dotación económica
del premio, que asciende a 9 millones de coronas suecas (831.000 euros, 912.000 dólares), mientras Mayor y Queloz comparten la otra mitad.
La ronda de ganadores de los Nobel
continuará mañana con el de Química y seguirá los próximos días, por este orden, con los de Literatura, de la Paz y Economía.