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Entornos viernes 25 de octubre de 2019 -

POR MARTHA ROJAS

“Hay que dejar de ver a los refugiados como un problema y pensar que el flujo de personas es un hecho de la vida. Deberíamos empezar a vivir con el flujo de refugiados”, sentenció el Premio Nobel de Literatura 2003 John Maxwell Coetzee durante un coloquio realizado en compañía de Raquel Serur, en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Luego de tres años de ausencia el escritor sudafricano llegó a tierras mexicanas a propósito de la celebración de Leer a J.M Coetzee en México en la charla que duró poco menos de una hora, el autor habló acerca de la condición humana partiendo de su experiencia migratoria, la hegemonía del idioma ingles, la violencia del lenguaje y el valor de la poesía en un mundo que parece desmoronarse.

“No me gusta la manera en que el inglés ha manejado el mundo y empuja hacia abajo a los idiomas que encuentra en su camino, esas pretensiones universales, la arrogancia de sus parlantes. Mis libros no están enraizados en el idioma inglés. No me importa que no aparezcan primero en inglés”, agregó el dos veces ganador del prestigios Booker Prize de Novela.

Al ser cuestionado por la universalidad de su obra por Raquel Serur, embajadora de México en Ecuador, el escritor recordó que entre sus publicaciones se encuentra Siete cuentos morales, el cual publicó en español con una editorial argentina y precisó que se trataba también de un gesto político que le permitía “resistir a la hegemonía de este idioma”.

Sobre su trilogía La infancia de Jesús, Los días de Jesús en la escuela y La muerte de Jesús, publicada en español, Coetzee sostuvo que “en un mundo ideal” le habría gustado que los tres se publicaran primero en español.

Gran parte de sus escritos, marcados por un estilo simbólico y metafórico, cuestionan el régimen del apartheid y cualquier tipo de racismo, y exploran sus negativas consecuencias en el hombre y en la sociedad “Me resisto a la idea de que el inglés se convierta en un idioma universal que tenga que tener otra vida. A lo mejor tenemos que aprender hebreo, esperanto o un idioma desconocido”, precisó.

Ante la comunidad universitaria de México, Coetzee señaló que no se siente un escritor cristiano, no solo porque proviene de una familia no religiosa, sino porque “no encontré relevante la religión en mi vida”.

El escritor mexicano Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, presentó a Coetzee a la comunidad universitaria como “el mayor escritor de nuestros tiempos”.

Coetzee ha hecho una “profunda reflexión moral en obras como Esperando a los bárbaros, rectificando la visión que tenemos sobre la migración, la discriminación, las fronteras y la violencia en todas sus manifestaciones”.

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IM/CR

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