La sexualidad representa una de las dimensiones más importantes para todo ser humano, pues de su desarrollo pleno dependen aspectos fundamentales como el bienestar individual, interpersonal y social.
Si bien es cierto que todos deberíamos gozar de nuestra libertad para decidir la forma de ejercer nuestra sexualidad a partir de construcciones que adoptamos a lo largo de nuestra vida, el Estado como encargado de garantizar nuestros derechos, tiene la obligación permanente de promover los mecanismos necesarios como respuesta a la necesidad de asignar principios a temas trascendentes en el quehacer de nuestra sociedad. De esta manera, la libertad, la igualdad, la autonomía y el respeto pasan a ser los pilares sobre los que las instituciones promueven y protegen nuestros derechos.
La desigualdad es una amenaza constante para el desarrollo de la sociedad, por ello, algunos sectores de la población, particularmente los jóvenes, constituyen una pieza clave en el desarrollo de países cuya integración se basa en el reconocimiento de la libertad, dignidad e igualdad como principios inherentes a todos los seres humanos.
En México, los derechos reproductivos están consagrados en el artículo cuarto de nuestra Constitución, sin embargo, la legislación actual por ejemplo no admite un marco en el que existan posibilidades para el control de la fecundidad, así como tampoco prevé derechos para que las mujeres decidan libremente sobre su reproducción. A lo anterior debe añadirse que los instrumentos internacionales adoptados por nuestro país representan a la fecha, el mecanismo principal en donde se contempla como tal, el reconocimiento de dichos derechos.
A pesar de todos los esfuerzos, los jóvenes siguen siendo el sector que presenta mayor vulnerabilidad en aspectos relativos a la salud sexual y reproductiva, existiendo múltiples obstáculos para el ejercicio pleno de sus derechos. En ese sentido, dicho grupo debe enfrentar las restricciones y la poca autonomía que les brinda la sociedad en relación con estos temas, por lo que, al seguir siendo considerados objetos de protección y no sujetos de derechos, el acceso, la ampliación y la capacidad para la toma de decisiones, bajo un contexto de ética personal y social se reduce considerablemente.
Como consecuencia, la existencia de una creciente conciencia sobre la necesidad de diseñar estrategias y políticas públicas que atiendan las demandas que la sociedad que, deban traducirse en la creación de normas y programas de salud sexual y reproductiva, dentro de los cuales, la educación, la promoción y protección de sus derechos sea el elemento principal de su desarrollo que se materializan en la libertad sexual, servicios de salud, al placer, integridad, privacidad y la equidad en el ejercicio de este derecho que permitiría resolver problemas dentro de nuestra sociedad respecto al tema.
Recomendación: Hoy platicaremos sobre este tema con Vanessa Bauche y Frida Gómez con la opinión de Elias Hurtado en el programa Derecho a Debatv que se transmite a las 10:00 horas por canal 22.