Después de 7 años, su “captura era obligada”

Tras la sentencia de 55 años a Servando Gómez, La Tuta, detenido en 2015 por elementos de la División Antidrogas de la Policía Federal, un agente escribió su testimonio en el blog correspondiente a esa división, sobre su participación en ese operativo y los estragos vividos en la captura del michoacano como una forma de honrar a decenas de policías caídos.

En un artículo denominado Ni rencor, ni olvido, se narra la experiencia de un policía desde su ingreso a la corporación hasta participar en el Operativo Conjunto Michoacán.

▶ Esa misión, relata, se hizo para desarticular la estructura delincuencial que estaba haciendo mucho daño a la ciudadanía de ese estado y los territorios vecinos.

Entre los objetivos a detener se encontraba La Tuta.

“Lo que ocurrió después es algo que ningún policía quiere imaginar: la tortura y muerte de 12 policías federales a manos de la delincuencia. Era un 13 de julio del año 2009”, señala.

“Nosotros estábamos camino a otro operativo, cuando intuíamos que algo había ocurrido, porque perdimos comunicación con ese grupo. Fuimos a Arteaga y al llegar al punto, no había rastro de ellos.

“Al poco rato supimos que sus cuerpos sin vida estaban apilados en la Autopista Siglo XXI, en Michoacán. Acudir al Semefo a reconocer a mis propios compañeros es un recuerdo que aún me hace un nudo en la garganta.

“Contrario a lo esperado por el delincuente, el miedo se transformó y nos dio la fuerza suficiente para decidir dar la cara por los compañeros y por la Institución.

“Después de siete años de búsqueda, su captura era obligada. El desafío era detenerlo de una manera limpia y sin realizar un solo disparo. Y así ocurrió aquel 27 de febrero de 2015.

“Nos acercamos un poco más a la casa para tener una mejor visión. Minutos después salieron personas armadas y uno de los rostros llamó nuestra atención: era La Tuta.

“Con toda seguridad de que el rostro que teníamos a escasos metros era el mismo que estaba grabado en mi cabeza, le informé a mi jefe y procedimos.

“Recuerdo la adrenalina del momento: ‘Alto, Policía Federal’, resonaba en el lugar.

“Me sorprendieron”, dijo La Tuta horas después, cuando por fin decidió articular palabra.

“Fueron largos años, pero le demostramos a la ciudadanía y a los propios criminales, que nuestra labor no está sesgada por el rencor, el odio o la venganza, sino dirigida por el compromiso de proteger y servir a la comunidad.

“El asesinato de nuestros compañeros y lo vivido en esa época, nos hizo más fuertes” refiere.

Menciona que el emblema de la División Antidrogas tiene, mediante la inscripción del número 12 en maya, el recuerdo de los compañeros caídos en esa misión.

“Es el testimonio de que aprendimos con sangre de nuestros errores, de que nunca debemos confiarnos y la confirmación de que tarde o temprano, la justicia alcanza a los delincuentes en su carrera”, refirió.

“Nunca nos dejaremos vencer. Eso es lo que se nos ha enseñado en la Policía Federal: a ser tenaces, nobles y leales a la Patria. A que nunca se deja atrás a un compañero y no dejar de capacitarnos nacional e internacionalmente, porque de ello dependen muchas vidas”, asegura.

Por cada delincuente que haya en nuestra sociedad —refirió—, hay una ciudadanía entera y grandes instituciones que aman a su país.