Discusiones bizantinas

Con más del 60% de aceptación, podría decirse que las circunstancias y sus enemigos le hacen lo que el viento a Juárez: nada.

Ni las bendiciones que recibe de los grupos evangélicos de dudosa procedencia, ni sus tradicionales “otros datos” que siempre contradicen la información de su propio gobierno, ni su jubiloso entusiasmo porque la economía creció 0.1%, ni el Ejército en las calles disfrazado de Guardia Nacional, ni la violencia e inseguridad desatadas por todos lados, ni la reprochable política migratoria de su gobierno, ni los regaños a los periodistas que no se han portado bien, ni la compra de estadios de beisbol, ni las mañaneras cada vez más cerca de las homilías que de las ruedas de prensa, nada ha logrado despeinarlo.

Pero al parecer los iracundos enemigos de la 4T —tan iracundos como los fanáticos feligreses de nuestro amado líder— no han entendido que la única manera de derrotarlo es en las urnas y que en las urnas solo entran los votos y nunca jamás van a contar los memes. Y es que van a todas sin orden ni concierto.

El pasado fin de semana se desataron dos polémicas en Twitter; bueno, es muy generoso llamarlas así, dos discusiones bizantinas: tirios y troyanos discutiendo si hubo o no hubo fraude en 2006 y si el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) debía publicar una efeméride para recordar el inicio del plantón de Reforma dando por hecho que había habido fraude.

Ambos hechos, para bien y para mal, son parte de la historia reciente de México y a pesar de que nunca tendremos una conclusión definitiva sobre las elecciones 2006, el hecho debe estudiarse, analizarse e interpretarse bajo los cánones de la investigación histórica, pero convertirlos en pleito callejero, de sábado tuitero no abona en nada. Tiempo perdido.

▶ Pero para eso nos pintamos solos. Recordé otra discusión bizantina, un poco más vieja, ocurrida en septiembre de 1867 y que ocupó las páginas de varios diarios de la capital por algunos días. Lo increíble es que había como 8 mil temas urgentísimos por tratar, pues apenas se cumplían tres meses del fusilamiento de Maximiliano y la república se levantaba de entre los escombros del imperio.

Por entonces corrió el rumor de que el gobernador del Distrito Federal, el furibundo liberal, Juan José Baz, estaba por lanzar un decreto para exterminar a los perros callejeros porque se habían vuelto un problema de salud pública. No se confirmaba aún el rumor y varios periodistas salieron a defender al más fiel de los animales, obvio, se le fueron a la yugular al gobernador de la capital.

Un periodista de La Orquesta argumentaba: “los perros de México son buenos y humildes como el pueblo, pero son calumniados vilmente por los aristócratas como lo es toda la nación. ¿Es posible que para los perros no haya ni garantías, ni Constitución ni República?”.

Otro escritor afirmaba: “El perro es el animal más inteligente, todo bondad, generosidad y amor”. Uno más se atrevió a proponer una contribución forzosa de los perros ricos para mantener a los perros pobres, claro, por el bien de México.

Luego de varios días de agitada polémica, el gobierno desmintió la información y cientos de perros continuaron asoleándose en las aceras, “disfrutando en la actualidad de todas las garantías de las leyes y de la Constitución”, muy tranquilos y creyendo a pie juntillas la frase del momento: “Dios hizo al hombre, y disgustado de su obra creó al perro”.

Con el tiempo encima, las discusiones bizantinas disminuyen la posibilidad de construir una oposición que se pueda presentar con éxito en 2021, pero al parecer, por ahora los enemigos de la 4T prefieren esperar el siguiente meme para retuitearlo entre sus amigos.