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REDACCIÓN Y AGENCIAS
La decisión del gobierno de Estados Unidos este mes de implementar parcialmente el Título III de la Ley Helms-Burton, una ley de 1996, ha agregado combustible al fuego que ya mantiene Donald Trump contra Cuba.
La decisión de desbloquear la ley que permite a los ciudadanos y las compañías estadounidenses dueños de bienes o terrenos en la isla, antes de la Revolución Cubana, y que fueron confiscados después por el gobierno castrista de 1959, ahora podrán demandar a los actuales propietarios de dichos inmuebles.
▶ Si nada cambia, la conocida como Ley HelmsBurton desplegará sus efectos el próximo 17 de abril y se abrirá la veda para centenares de litigios que pueden perjudicar seriamente a los intereses españoles en Cuba.
Sin embargo, la administración norteamericana, anunció recientemente que reducía dicha suspensión, que todos los presidentes norteamericanos habían aplicado, a 45 días (plazo que concluía el 17 de marzo) y, hace unas semanas, otorgó una nueva prórroga de 30 días. Por tanto, y si no se produce un nuevo vaivén, la ley será plenamente aplicable a partir del próximo 17 de abril.
No obstante, esta última ampliación del plazo encierra una restricción: solo podrá interponerse demanda contra las empresas que figuren en una suerte de lista negra elaborada por los estadounidenses; la llamada Cuban Restricted List. En este índice, que es público y de actualización periódica, figuran más de 200 entidades en Cuba, la mayoría del sector hotelero.
La normativa castrista impide a las compañías extranjeras trabajar directamente en la isla, debiendo hacerlo a través de subentidades o filiales cubanas nacionalizadas (participadas por el gobierno). Esto es relevante a efectos procesales, porque la demanda estadounidense no se dirige directamente contra la multinacional, sino contra una entidad cubana.
Ante esto, Cuba ha eliminado sus restricciones retóricas hacia el gobierno estadounidense y emprendió una campaña en la que está transmitiendo imágenes de ejercicios de preparación militar ante amenazas y nuevas sanciones que promueve el gobierno del presidente Trump.
Expertos dijeron que La Habana estaba ansiosa por salvar lo que pudo mejorar las relaciones bilaterales y no ser culpada por su deterioro. Estados Unidos cada vez más está culpando al gobierno comunista de Cuba por la crisis política de su aliado Venezuela.
Las relaciones entre Washington y La Habana han retrocedido desde que el asesor de seguridad nacional, John Bolton, dijo en noviembre que Washington incluyó a Cuba, Venezuela y Nicaragua en lo que denominó “la troika de la tiranía de América Latina”.
Ahora, en Cuba no pasa un día en que la prensa estatal denuncie al gobierno de Trump y la Ley.