En una entrevista con La Jornada, el Presidente de México declaró que “si por mí fuera, yo desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional”.
Es comprensible que el mandatario sienta aprecio por su nuevo proyecto de seguridad pública. Ahora bien, parece haber una confusión entre los conceptos de seguridad pública y seguridad nacional. El diseño original de la Guardia Nacional estaba concebido para articular una institución que velara por la seguridad pública de los mexicanos, la reducción de los delitos violentos y cosas por el estilo. No estaba concebida como el organismo defensor de la soberanía.
El Presidente dice que como México es un país pacifista, no precisa los servicios de un ejército. Es de suponer que AMLO está pensando en la guerra como un factor improbable en el futuro inmediato.
Es parte del problema de considerar que el exterior no importa. En primer lugar, el mundo vive, hoy mismo, al borde de un conflicto nuclear por la ruptura y renegociación del acuerdo de desarme entre Irán y Estados Unidos. Si se desatara una guerra con arsenal nuclear entre ambos países, más los que se sumen en la explosiva región de Oriente Medio, ¿está seguro AMLO de que Estados Unidos no exigirá la colaboración mexicana? ¿Cómo evitar que Estados Unidos establezca bases militares en nuestro país para su propia defensa? ¿No es mejor ofrecer la cooperación de un ejército profesional propio que aceptar la ocupación de nuestro territorio? ¿México tiene la capacidad de mantenerse neutral? ¿Qué pasaría si Irán lanza un misil teledirigido contra Estados Unidos y por alguna falla técnica golpea a México?
Otro tanto ocurre entre Estados Unidos y Corea del Norte. También ahí el conflicto puede escalar al uso de armas nucleares y a la integración de alianzas internacionales entre países asiáticos y occidentales.
¿Dónde quedaría México? ¿Va a pronunciarse neutral ante la amenaza de uso de arsenal nuclear que puede golpear nuestras fronteras? En la Segunda Guerra Mundial, México se alió militarmente con Estados Unidos y obtuvo de ello importantes beneficios económicos, como ha documentado la investigadora Blanca Torres.
Entre otros, la apertura del mercado estadounidense a la importación de productos mexicanos para las tropas estadounidenses y la transferencia tecnológica que permitió el florecimiento de la época de oro de la industria cinematográfica mexicana.
La vecindad fronteriza con Estados Unidos, convierte a México en blanco natural de organizaciones terroristas que deseen ingresar a aquel país para atacarlo.
¿Confiaremos la prevención y combate del terrorismo internacional a la Guardia Nacional? La Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional han suscrito compromisos con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para participación de tropas en operaciones de mantenimiento de paz. ¿Romperíamos esos compromisos?
•Internacionalista y analista político:
@avila_raudel