Columnas
El mejor discurso de la autodenominada Cuarta Transformación no lo ha pronunciado el Presidente de México ni tampoco un integrante de su gabinete.
Mucho menos un líder de la patética oposición partidista realmente existente. En cuatro minutos de oratoria bien estructurada, con mensaje coherente y una secuencia lógica en su exposición argumentativa, el doctor Alejandro Madrazo Lajous presentó un alegato contundente en contra de la Guardia Nacional.
Madrazo, profesor-investigador del CIDE, hizo lo que ningún legislador del PRI, PAN, PRD o MC se ha atrevido a hacer: llamar las cosas por su nombre. El video circula con profusión en redes sociales. Ahí, usted puede escuchar al académico desmontando las mentiras de la Presidencia de la República para imponer un modelo de seguridad pública sin control civil. Aprovechando el espacio de los foros convocados por el Senado de la República en el mecanismo de Parlamento Abierto, Madrazo defiende también a las denostadas organizaciones de la sociedad civil que AMLO descalificó.
No conozco a Madrazo. Nunca lo he visto ni hemos sido presentados, tal vez nunca lo conozca, pero francamente inspira respeto la valentía para denunciar algo que ni Osorio Chong, ni René Juárez, ni José Antonio Meade, ni Marko Cortés, ni Romero Hicks, ni Josefina Vázquez Mota, ni Xóchitl Gálvez se atreven a mencionar. “El presidente miente” afirma categórico Madrazo una y otra vez durante su breve intervención, y ofrece los razonamientos, los números como sustento de la deliberación pública. No los actos de fe en la demagogia oficial ni la repetición de propaganda.
“El Presidente miente” es la frase que redondea y conecta una pieza oratoria sin desperdicio. Ya le hizo el trabajo a la oposición. Prácticamente solo tienen que copiar el modelo nuestros políticos de otros partidos. Mencionar cada una de las cuestiones en diversos ámbitos de la política pública donde el Gobierno ha faltado a la verdad y enlistarlos en un discurso. Claro, para atreverse a denunciar las mentiras presidenciales, es preciso tener la espalda limpia y no traer a cuestas un pasado oscuro de corrupción. Es preciso no haber desviado recursos oficiales para las aspiraciones presidenciales propias ni tener esqueletos guardados en el armario. Por eso, ningún priista ni panista en la Cámara de Diputados o en el Senado se atreve a desafiar la narrativa oficial.
Madrazo fue un crítico muy severo de las políticas de seguridad de Calderón y Peña Nieto. Igualmente, Madrazo ha declarado que votó por López Obrador las tres veces que fue candidato presidencial. Por eso, dice que su responsabilidad de vigilarlo es “tres veces mayor.” Una lección de congruencia para los fanáticos acríticos del obradorismo. Una exhibición de dignidad para unos partidos de oposición cobardes y sin discurso. Un servicio a México.