El próximo 28 de junio se conmemoran cien años de la firma del Tratado de Versalles y el centenario de la creación de la Sociedad de las Naciones. Medio año después del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial se firmó el Tratado de Versalles entre los aliados y Alemania, que significó importantes concesiones de territorio y la escisión del Imperio alemán, Austrohúngaro y el Otomano.
La configuración del tratado se inició en enero de 1919, fue dirigida por los jefes de gobierno de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, estaba encaminada a crear el nuevo orden de las relaciones internacionales.
El presidente Woodrow Wilson había expuesto en Catorce Puntos el programa que debía de restaurar el sistema anterior basado en acuerdos y alianzas entre Estados que pretendían alcanzar su seguridad mediante equilibrios de fuerzas. Para el 28 de junio la delegación alemana tuvo que firmar las condiciones que le impusieron. En el tratado se incluyeron disposiciones sobre la desmilitarización de Alemania y la imposición de reparaciones económicas, sin un componente sancionador, que obedecían a la idea de que los vencidos debían responder por los daños causados durante la guerra.
Uno de los grandes logros del tratado fue la creación de la Sociedad de Naciones, la primera organización internacional intergubernamental con vocación universal basada en la igualdad que debía garantizar la paz y el imperio del Derecho. No obstante, Estados Unidos no ratificó el Pacto de la Sociedad de Naciones rompiendo la unidad entre los vencedores. Esto coincidió con el triunfo del comunismo bolchevique en Rusia, considerado un nuevo peligro para la seguridad internacional. En Alemania surgía el partido nazi que explotó el sentimiento nacionalista y adoptó como bandera principal liberarse de Versalles, lo que condujo a Adolf Hitler al poder. En 1933, Alemania se retira de la Sociedad de Naciones mediante referéndum. El periodo entre guerras mundiales puso de manifiesto que las consultas y referéndums a las poblaciones son soluciones simplistas que pueden generar nuevos problemas. La Segunda Guerra Mundial fue producto de las decisiones que los gobernantes y los pueblos tomaron en momentos cruciales posteriores a la conclusión del Tratado de Versalles.
Todo esto puede parecer lejano y propio de otros tiempos. Sin embargo, muchas de las experiencias de dicha época sirven como guía para hacer frente a los problemas que se nos presentan en la actualidad, ya sean los egoísmos nacionales que se amurallan en el interés nacional como único criterio de conducta, los fundamentalismos religiosos, la lucha contra el hambre y la pobreza o la búsqueda del desarme nuclear.
De aquella época hemos aprendido de la necesidad de cumplir con las obligaciones internacionales y el respeto al derecho internacional, y hemos entendido que el multilateralismo es el vehículo más adecuado para hacer frente a todos los desafíos.
• Es internacionalista, politólogo, abogado y profesor
de derecho en la UNAM. @heladioramirez