El archivo de oro de Rodrigo Moya

Sus fotografías, con profundo valor periodístico, son también arte porque logran emocionar. Contienen su propia memoria vital, su punto de vista y revelan verdades profundas.

Generan una conversación interna con el espectador y un diálogo en el tiempo.

Rodrigo Moya, quien este 30 de mayo inaugura al público en el Museo del Palacio de Bellas Artes, Rodrigo Moya. México.

Escenas, celebra 85 años de vida. Es un gran periodista repleto de anécdotas de reportero. Esas que a curiosos y nostálgicos emociona saber; las que son tan épicas que resultan difíciles de creer sino es porque van acompañadas de la contundencia de una fotografía como las de Moya.

Esas fotos se convirtieron, a su vez, en la memoria colectiva, pues la imagen que se recuerda de El Che Guevara es la que tomó Rodrigo. La única foto en donde están los antagónicos Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, la tomó el joven Moya con sus tiernos 23 años; y el retrato de Gabriel García Marquez con esa cara de duda y burla, que le caracterizaba y que ha dado la vuelta al mundo: la tomó Rodrigo Moya.

También ha sido capaz de conservar la fuerza de la juventud revolucionaria de los años 60 y la confusión de una manifestación.

Tiene fotos poéticas de un borracho olvidado en la barra de una pulquería, con los destellos de la mañana, y una serie de fotos de niñas de diferentes clases sociales, pero la misma edad, en la que deja claro cuál es la diferencia entre cada una de ellas. En su acervo está la mirada de un matón a sueldo retirado; la belleza de María Félix frente al cuadro pintado por Rivera, que actualmente se encuentra desaparecido, y una mujer anónima en España con unas medias simuladas con el trazo de un lápiz. Conoció a la primera generación de “barbudos” que zarparon rumbo a la Revolución Cubana desde Tuxpan, Veracruz y tomó la única foto que existe de ellos.

También cuenta con reveladoras imágenes de expresidentes mexicanos y de la visita de Kennedy a nuestro país antes de su asesinato en Texas. “Cada fotografía es una historia”, asegura Rodrigo y es verdad.

De madre colombiana, nacido en Medellín, ha vivido gran parte de su vida en México. De Colombia ya no conserva ni el acento. De México tien casi todos sus recuerdos y casi todas sus fotos. Aunque evoca con amor a su madre que hacía café a la comunidad de colombianos en nuestro país.

Rodrigo Moya es, sin duda, un verdadero artista que trasciende. Me pregunto: ¿Por qué su archivo, de más de 40 mil imágenes, no es adquirido por las autoridades de Cultura como testimonio de la historia de México?. Comprarlo completo permitiría que se conservara y se convirtiera en un bien público.

Habría hasta para completar el fondo fotográfico de un museo sólo de su obra.

Personalidades, escritores, artistas, movimientos sociales, personajes cotidianos y paisajes marinos componen este archivo de oro que junto vale más que conservar cada foto como pieza única, ya que la narrativa integral nos muestra más de medio siglo de historia.

A su vez, a Moya le permitiría disfrutar con holgura de su bella casa de Cuernavaca, donde guarda su colección de conchas marinas y donde le consiente su esposa, Susan Flaherty, que ha cuidado y clasificado su archivo fotográfico, con la voluntad de quien sabe que en el hay inmortalidad.

•Es periodista especializada en difusión del

arte y la cultura. Egresada de la UNAM. Maestra

por la Universidad Complutense de Madrid.