La historia del campo militar de Santa Fe es de esquizofrenia. Una crónica de vaivenes, de decretos, de anuncios, contra anuncios, pretendidas consultas ciudadanas y de la muerte del coronel Sergio Gallardo, quien denunció la venta del terreno en el que se construirían 10 mil departamentos. Superficie con un valor superior a los mil millones de dólares.
El 27 de julio de 2018 ciudadanos y Morena, obligamos a la administración de Enrique Peña Nieto a reintegrar a los bienes nacionales las 112 hectáreas del campo militar, que estuvieron a la venta para construir viviendas de lujo. Lo cual agravaría las deficientes condiciones de movilidad de la zona, los servicios públicos y dañaría irremediablemente la loma, que el Ejército conserva en magníficas condiciones, y que contrasta con las 12 contaminadas barrancas de Álvaro Obregón. A diferencia de éstas, el predio castrense conserva fauna y flora endémica, es una zona privilegiada para la recarga de los mantos freáticos, mantiene en equilibrio el microclima y permite la entrada de corrientes de aire fresco al centro de la ciudad.
Al concluir la producción de la fábrica de pólvora, construida en el predio desde 1779. Grandes inmobiliarias se interesaron por su alta plusvalía. Pero se encontraron con el rechazo vecinal y la disposición de Marcelo Ebrard, exjefe de Gobierno, quien decretó en 2012 al predio como Área de Valor Ambiental. Esto, inhibió su invasión. Pero dos años después, se anunció la construcción del tren interurbano México-Toluca, que correría por avenida Vasco de Quiroga, de Santa Fe a Observatorio. Lo que desato una férrea oposición vecinal, obligando a desplazar el trazo original, a la codiciada zona militar.
Pretexto para que, en septiembre de 2017, luego del anuncio del coronel Gallardo, la administración federal desincorporara del dominio privado de la federación el campo y lo pusiera a la venta. Sin embargo, la presión social y Morena, logramos que meses después, el Gobierno desistiera de sus pretensiones.
En pleno surrealismo, en diciembre de 2018, López Obrador anunciaba una vez más la venta del terreno, para ayuda de la Guardia Nacional. Y nuevamente ante el enojo vecinal, pero primordialmente por la objeción de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheimbaum, y la oposición de Layda Sansores, el 7 de marzo de 2019, el Presidente cancela la venta.
Esperamos que la decisión ahora sea permanente. No obstante, aún tenemos fundadas dudas, porque si bien ya no se construirán viviendas de alta plusvalía, hay una pretensión para desarrollar un parque. Por cierto, sería una contradicción que se parezca al de la Mexicana. Pues lo que le urge a la ciudad, no son más plazas aparentemente públicas, sino corredores ecológicos y áreas naturales protegidas.