El centinela y el rescate

El nombramiento de Manuel Bartlett como director general de la CFE sorprendió sólo a los incautos. La defensa de la soberanía energética, para hacerla prevalecer sobre los intereses privados, es un oficio que el poblano ejerce con dedicación desde hace años y en el que ha coincidido en óptica y proyectos con el Presidente de la República.

Al inicio del gobierno de Fox, fue uno de los Senadores que impulsaron la controversia constitucional 22/2001 contra una reforma al Reglamento de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica. En su resolución, la Suprema Corte determinó que el Presidente había desbordado su facultad reglamentaria e invadido la competencia del poder legislativo, por lo que diversas disposiciones del reglamento, en especial aquellas que obligaban a la CFE a comprar “excedentes” a productores privados, resultaron inválidas y por lo tanto, expulsadas de la arquitectura jurídica mexicana.

Recordemos además que durante la campaña presidencial de 2006, pidió públicamente a los priistas rechazar la opción de derecha neoliberal, ejercer voto útil y sufragar por AMLO.

Siete años después, de nuevo senador, Bartlett (Coordinador del PT) decía que si bien las reformas relacionadas con los hidrocarburos estaban acaparando el interés mediático, el paquete impactaría también al sector eléctrico, al modificar el estatus legal de la CFE, que se dividió en una serie de empresas más pequeñas; se convirtió en una empresa productiva del estado; y su órgano superior de dirección se convirtió en consejo de administración sui generis.

En la sesión del Senado del 10 de diciembre de 2013 advirtió que se afectaría la economía de Pemex y de CFE, debido a que visualizaba que, tal como sucede hoy, del 100 por ciento de las ventas de cada una de estas empresas nacionales, las dos más grandes del país, se disminuiría el ingreso al 50 por ciento, ya que la otra mitad lo tendría que compartir con el sector privado afectando la economía nacional. Alegó que las reformas significarían para el país reducción significativa de la renta petrolera y de las utilidades del servicio público de electricidad; imposibilidad de destinar la renta petrolera para impulsar la inversión pública, privada y social de todos los mexicanos; y de reducir precios a los combustibles y tarifas eléctricas, tal como sucede hoy en este último caso. Alegó que el dictamen mentía sobre la supuesta incapacidad, ineficiencia y falta de rentabilidad de los organismos energéticos del Estado; que despojaría a la energía de su carácter de seguridad nacional y la dejaría en manos de potencias extranjeras que no garantizarían ni la inversión ni el abasto.

Al final del debate vino la votación y Bartlett quedó en la minoría. Hoy la diferencia es que está en la mayoría, puede hacer algo y lo va a hacer. No se pierda lo que viene.