El que un político mexicano mencione su intención de reelegirse podría interpretarse en nuestro país como herejía, como un pecado mortal y/o como una aberración histórica o como un acto de cinismo y ambición vulgar que pisotea la principal consigna de la Revolución Mexicana: “Sufragio efectivo, no reelección”.
Resulta que Porfirio Muñoz Ledo es todo eso: decidió que aquella consigna no implicaba un concepto único, sino dos, y, apoyándose en la primera frase
(“Sufragio efectivo”), concluyó que mientras no haya una mayoría de dos tercios que lo remplace como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados no puedo irse.
Para un hombre que cuenta, entre su amplia formación académica con un doctorado en Derecho Constitucional y Ciencia Política, avalado por la Universidad
de París, y la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, entre su labor como servidor público, su afirmación de que “no hay mayoría de dos tercios (en la Cámara de Diputados)” justifica su desprecio por la segunda parte de aquella consigna histórica, la de No Reelección.
La permanencia de Muñoz Ledo al frente de la Cámara de Diputados hasta el 5 de septiembre “No es
ilegal, es totalmente legal, está en la ley. Yo me quedo seis días”, según sus propias palabras, pero cuando recordamos la rebeldía a partir de la que surgió su fama de “defensor de la legalidad y la democracia” muchos nos preguntamos ¿cuál sería su actitud si la acción que ahora protagoniza la hubiese realizado (o intentado siquiera) cualquier diputado de otro partido político?
Cuan equivocados estábamos los que pensábamos
que el viejo lobo de mar era el pensante, el demócrata de Morena, al juzgar duramente la acción de sus homólogos de Baja California para regalarle tres años más de gobierno de Jaime Bonilla.
“Mientras no haya una mayoría de dos tercios que
me remplace no puedo irme”, argumenta Muñoz Ledo al justificar una reelección que resulta doblemente delicada en un país que lucha por una transición política, en la que éste no es el primer intento por pisotear los plazos establecidos en la Constitución para el ejercicio del servicio público y como si la interpretación y respeto a la Constitución y a las leyes que detallan y regulan su contenido dependiera de un criterio matemático.
El tener pendientes las discusiones de la ley del
Congreso, las reformas del federalismo, del tema de migración, muchísimas, y las que se les ocurran no las podrá sacar adelante alguna o alguno de los morenistas que coordina Mario Delgado? O es que de plano sabe de la incapacidad de sus compañeros.
Las leyes y reglamentos que rigen la labor legislativa
son muy precisos en temas como el que tiene indignados y, sobre todo preocupados, a quienes aún creemos que del respeto a nuestro marco jurídico depende la estabilidad de México.
•Egresada de la escuela de PCSG. Exdiputada
constituyente. Defensora de los animales y
fundadora de “Ángeles Abandonados”