El golpe de Estado blando

El Fisgón, por ejemplo, en una caricatura de esas que hace, milagrosamente desprovistas de sentido del humor. O John Ackerman, que, no sé si están enterados, porque lo disimula impecablemente, pero tiene ¡DOS DOCTORADOS! Esas mentes dicen que se está fraguando un golpe de Estado blando contra nuestro Tlatoani. ¿Un qué?, se preguntarán lxs menos familiarizadxs con la terminología 4T. Sí: un golpe de Estado blando. Con su permiso, expondré algunos de sus rasgos más distinguibles, con ejemplos vivos. Y es que es importante estar alertas, camaradas. El neoliberalismo ya se murió, pero acecha (hagan de cuenta un zombi que cuando te muerde te contagia la enfermedad del divorcio).

El primer rasgo es lo que podemos llamar el golpismo legal; es decir, el uso de las leyes para defenderte de los abusos del gobierno, un principio machuchón que no tiene cabida en la democracia popular.

Piensen en Santa Lucía, por ejemplo. ¿Que al Presidente Eterno, Primer Arquitecto de la Nación, le parece viable un aeropuerto a docenas de kilómetros (de tráfico) del Benito Juárez? ¿Que no hay estudios de impacto ambiental, que no hay un experto que diga que es técnicamente viable? ¿Que aparecen montañas y desechos tóxicos? Pues aprovechas la coyuntura y en vez de acatar las disposiciones geniales del Líder te pones en plan de abogado y vas con un juez para detener la obra.

Hay un golpismo alopático. Quedó claro con el linchamiento sufrido por el brillante Gibrán Ramírez, que leyó todo un libro para explicarnos que la depresión es un compló farmacéutico. Y es que eso es sólo el principio. Así como no hacen falta antidepresivos cuando hay tantos remedios alternativos —¿han notado cómo las mañaneras tienen un extraño efecto ansiolítico?: uno queda extrañamente adormilado—, pronto mi Gribrán nos va a explicar que tampoco hacen falta antiretrovirales, quimio o vacunas contra el sarampión (hay mucha literatura sobre cómo la vacunación extiende el autismo, admirado G). Homeopatía y ganitas, ciudadanxs. Pero los neoliberales, en plan golpista, van a hablar de desabasto para generar un clima de inestabilidad y descontento.

▶ Hay un golpe blando mediático. Tiene lugar cuando los medios, controlados por los poderes fácticos, en vez de portarse bien y decir eso, que “vamos requetebién”, se dedican a consignar hechos, una costumbre neoliberal inadmisible en la economía popular, como que no va a haber crecimiento, que la actividad industrial está en plan catatónico, que Pemex nomás no arranca, que no se han creado empleos o que las cifras de violencia crecen sin parar.

Y es que la última etapa del golpe blando es el golpe blando electoral. Es de manualito. Empiezas por apoyarte en las leyes, exiges medicina pública, promueves que los medios busquen la verdad y al final apuestas a que la gente vote libre y secretamente por candidatos que no son de la 4T, como podría pasar en 2021 si permitimos que cuaje esta conspiración. Dejo este llamado aquí, compañerxs. Recuerden: así es como mueren las democracias: con votos.

Como medida preventiva, podríamos crear un órgano electoral controlado por presidencia. Un buen candidato a dirigirlo sería Manuel Bartlett. Su experiencia en este campo está, me parece, más allá de cuestionamientos, y si nos ahorramos a los representantes de los partidos, que los ciudadanos cuiden las elecciones, etc, podemos cumplir con los estándares de austeridad republicana.