Elecciones españolas

Columnas lunes 29 de abril de 2019 -

La transición democrática española fue un referente permanente en la discusión pública para la modernización de México. Grandes observadores mexicanos seguían de cerca e intervenían en la política española. La amistad entre don Jesús Reyes Heroles y Enrique Tierno Galván robusteció el intercambio político e intelectual en ambos países. La generación de gobernantes españoles que encabezaron la transición, ya fueran conservadores como Adolfo Suárez, o socialistas como Felipe González, se volvieron fuente de inspiración para democratizar a México.

Desde hace unos años, España fue perdiendo su carácter ejemplar para convertirse en una referencia del caos. Desempleo masivo entre los jóvenes, crecimiento económico insuficiente, inestabilidad política crónica (¡la de ayer fue la tercera elección general en cuatro años!) y una clase política promotora del encono, corrupta hasta niveles cercanos a los mexicanos. No en balde, el gobierno de Rajoy (PP) colapsó por la escandalosa corrupción.

En las elecciones de ayer se alzó con la victoria Pedro Sánchez, del PSOE, quien necesitará apoyo parlamentario de Unidas Podemos y de algún partido nacionalista moderado, quizá Esquerra Republicana, para formar gobierno. Vi dos de los debates para la elección española y, como a todo el mundo, me decepcionaron. Ya Juan Villoro en Reforma se refirió a la majadería y vulgaridad alucinante de Pablo Casado en esos debates. Sorprende que la derecha, tan aficionada a las tradiciones, tomara por dirigente a un personaje así de maleducado. Interrumpía constantemente y acusaba e insultaba sin ton ni son. Se acabó. Su partido, el PP, tuvo un pésimo desempeño electoral. Entre 2011 y 2019 cayeron de 11 millones de votos a poco más de dos millones. Es de esperar que renuncie. Quienes se cansaban de cantarle loas en México han quedado en ridículo. El altanero líder de derecha resultó incompetente. En cambio, asombrosamente, Pablo Iglesias se portó (cuando menos en los debates) crítico pero conciliador.

Carmen Tagüeña, representante por excelencia del exilio republicano y muchos años directora del Ateneo Español en México, me cuenta que conoció a Pedro Sánchez (actual presidente de España y ganador de las elecciones) en una visita que hizo a nuestro país.

Lo vio derrotado y desanimado por sus resultados en elecciones anteriores, pero le dijo que era muy joven y podía convertir sus derrotas en aprendizajes para llegar muy lejos. “Es un muchacho muy simpático” me dice Tagüeña con su tradicional tono afectuoso.

Para México, la composición del nuevo gobierno español tiene implicaciones importantes. En su visita a México hace un par de meses, Sánchez le recordó a López Obrador la trascendental participación histórica de México en recepción de refugiados y condena de

dictaduras, criticando directamente la política exterior del gobierno mexicano frente a Venezuela. Habrá que ver si con la llegada de Pablo Iglesias (simpatizante del chavismo) y Unidas Podemos al gobierno de España, se mantiene esa posición.

•Internacionalista y analista político:

@avila_raudel