En México no se gobierna para el bien de todos: BM

En México ocho de cada 100 ciudadanos creen que el país no es “gobernado por el bien de todos”, el número más bajo entre países latinoamericanos como Uruguay, Argentina y Chile, donde la percepción es de 32, 23 y 14 por ciento, respectivamente.

El Diagnóstico Sistemático del País elaborado por el Banco Mundial revela que esas cifras son un reflejo de la baja confianza de los mexicanos hacia las instituciones públicas, lo cual repercute en un menor colaboración entre ambas partes y ésta es la puerta de entrada para que los grupos criminales se inserten en la dinámica social y política.

La desconfianza en las instituciones y el aumento desmedido de la inseguridad son dos factores que también interrumpen el crecimiento económico de México, pues generan un ambiente débil para la cooperación y coordinación con el sector público, creando una dinámica de bajo cumplimiento de las normas.

El organismo explica que garantizar el acceso eficiente y la implementación efectiva de la ley es crucial para que las personas confíen en que las autoridades se manejan con procesos apegados a proceso.

En seguridad pública, el Banco Mundial aconseja enfocar mayores esfuerzos a la población juvenil pobre que carece de accesos a la capacitación educativa y laboral para evitar un aumento de la desigualdad y reducir las probabilidades de que los adolescentes se adhirieran a grupos criminales.

Al mismo tiempo, existe la preocupación de que la incidencia de jóvenes que no trabajan, no estudian ni se capacitan es mayor entre la población proveniente de hogares en los quintiles más bajos de la distribución del ingreso, perpetuando así la desigualdad a largo plazo.

El diagnóstico del Banco Mundial señala que actualmente la dinámica de crecimiento económico en México es limitada.

Explica que “la persistencia de impedimentos estructurales obstaculizan el camino a largo plazo del crecimiento económico, inclusión y sostenibilidad del país”.

Los impedimentos que destaca el Banco Mundial son la inclusión productiva limitada (humana, capital financiero, natural y social), la entrega desigual de servicios, disminución de la productividad laboral y baja participación de las mujeres y jóvenes en la fuerza laboral.

A lo anterior se añade un bajo crecimiento económico mostrado en el primer semestre y las altas disparidades “parecen reforzar y perpetuar impedimentos de un desarrollo estructural”.

Redacción ContraRéplica

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