POR CARLOS ROJAS
En el marco de la Cátedra Nelson Mandela, realizada ayer en el auditorio del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), se presentó el filósofo y teórico político camerunés, Achille Mbembe, quien reflexionó acerca de la migración y las diferencias raciales en la conferencia Cuerpos como fronteras. Una crítica al régimen contemporáneo de migración global.
Achille Mbembe (1957) es uno de los
intelectuales más influyentes de las últimas décadas a nivel global. Enseña en la universidad de Witwatersrand, Johannesburgo, Sudáfrica, y en la Universidad
de Harvard, EU. Autor de On the Postcolony (2001) y Crítica de la razón negra (2013), publicado en español en 2016.
La obra de Mbembe se
preocupa por cómo en la época contemporánea se siguen justificando formas
de jerarquía y violencia gracias a las diferencias raciales. En su libro On the postcolony (De la poscolonialidad) explica que las ideas acerca de África y de lo "negro" corresponden más a la visión con que la cultura europea ha representado a ese continente. Una categoría racial que cumple con la función de dar atribuciones negativas a ciertos cuerpos con el fin de justificar su explotación y la apropiación de sus territorios. Visto desde las teorías de Mbembe, el que numerosas poblaciones sigan siendo racialmente desvaloradas justifica la segregación que genera la pobreza y la violencia sobre ciertos grupos.
Mbembe creó el concepto de necropolítica para hablar sobre cómo aparecen
nuevas formas de control y regulación social que se distinguen por separar las vidas y los cuerpos funcionales (porque tienen valor como fuerza de trabajo y capacidad de consumo) de aquellos que no son económicamente importantes. A
estos últimos se les aplica el necropoder, el cual consiste en una forma cruel de desprotección que termina por dejar morir a ciertos grupos de personas.
En la ponencia abordó el aumento
de seguridad en los sistemas de migración contemporánea y cómo nuestros cuerpos se están volviendo las fronteras mismas. Mbembe señaló que “las fronteras pretenden detener el movimiento de ciertas clases de poblaciones”.
Para él, “la fronterización actual se puede
entender como nuevas formas de gestión de los riesgos. Se frena el movimiento de cuerpos y masas no deseadas debido a que se les considera potencialmente peligrosas”.
También, explicó que las
nuevas tecnologías migratorias recurren a la vigilancia y el control biométrico. Se trata de estrategias muy sofisticadas que buscan generar y leer información de los cuerpos a partir de los fenotipos y los códigos raciales. Las huellas digitales y el color de la piel se vuelven datos y
son usados por algoritmos para generar el perfil corporal de quiénes sí tienen derecho a moverse y a quienes se les debe restringir esa movilidad. “Es una forma de seleccionar quien puede entrar y quién no”, comentó. Los rechazados o
deportados son aquellos a los que el sistema financiero, explica, no puede asignarles un papel. Y desde el plano político, son sujetos y cuerpos que representan un riesgo para la seguridad.
Mbembe cerró su conferencia con un
mensaje que cuestiona la pertenencia de la Tierra así como ¿quién tiene más derecho sobre ella? y ¿por qué? El teórico aclaró que para pensar la vida en un futuro sustentable es necesario reconstruir la dinámica de nuestro mundo, a partir de “nuevos gestos de mutualidad”.