Columnas
La función principal del Banco Mundial (BM) es facilitar la construcción de la infraestructura económica y financiera que permita el flujo apropiado de recursos en el mundo para erradicar la pobreza extrema; ha habido grandes avances en las últimas tres décadas, donde se logró reducir el porcentaje de personas en el mundo que viven con menos de 2 dólares al día, de 30 por ciento en 1990 a 10 por ciento hacia finales de 2015. Todavía hay mucho camino por recorrer y el panorama económico global para 2019 pone en riesgo que el Banco Mundial continúe en su misión de mejorar la vida de millones de personas en el mundo.
Kristalina Georgieva, directora interina del BM, en respuesta a los pronósticos revisados para el crecimiento de la economía mundial para 2019, donde el comercio internacional y la actividad manufacturera se han estabilizado, las tensiones comerciales continúan y el exceso de presiones financieras que varios de los países emergentes han experimentado, comentó, a mediados del mes pasado, que es fundamental mantener el ritmo de actividades del BM solicitando el apoyo de los países para encaminar sus esfuerzos en la construcción de sociedad más resilientes.
El llamado para los países con economías emergentes y desarrolladas ante este escenario es enfocarse en la creación de políticas económicas que creen amortiguadores y al mismo tiempo promover el crecimiento; esto es, la promoción del intercambio comercial entre países y regiones versus agendas nacionalistas y proteccionistas, el impulso en el capital humano y la generación de mecanismos para atender la economía informal.
En específico para hacer frente a los retos que representan lo que llaman “crecimiento en la sombra” o economía informal, el BM, en un reporte publicado recientemente titulado “Perspectivas Económicas Mundiales - Oscureciendo los cielos”, informa que a nivel global el sector informal representa una tercera parte del producto interno bruto y al voltear a las economías emergentes, este sector representa 70 por ciento; esta situación genera menor productividad, menor recaudación de impuestos y mayor pobreza y desigualdad; el estudio plantea que los países se enfoquen en el diseño de un marco de legislación económica para reducir las cargas regulatorias y fiscales, incrementando la calidad en educación, el acceso a servicios financieros, servicios públicos y el fortalecimiento de los ingresos públicos.
Atendiendo al llamado del Banco Mundial, el actual gobierno de México deberá poner extrema atención en diseñar y promover soluciones que transformen de fondo la estructura económica del país, donde dé énfasis en la calidad educativa, creación de una infraestructura financiera que atraiga la inversión local y extranjera, promover la inclusión financiera, inversión en investigación y desarrollo y la garantía de una distribución equitativa de la riqueza, y que estas sean el foco central de la política económica de México.