Los albores del primaveral mes de abril vuelven a tocar a arrebato para llamar la atención sobre la austeridad franciscana.
Es la semana del tianguis turístico, una amalgama lingüístico-cultural-experiencial-económica de lo más interesante. Pero resulta que a pesar de contar con el litoral de playas más importante del mundo, más de 120 pueblos mágicos, ruinas mayas, aztecas, toltecas, además de joyas turísticas como Oaxaca y Chiapas, tenemos que recurrir a la pobreza franciscana.
Contamos con petróleo, gas, remesas, turismo, oro, zinc, uranio, ¿y recurrimos al bueno de San Francisco para vivir en la pobreza? Parece que estamos inmersos en la película Nosotros los nobles más que en el México real.
La pobreza espiritual es una virtud, la pobreza económica un desastre. El voto de pobreza en la vida religiosa no indica vivir sin nada, sino aceptar el desapego de todo.
Reclamar la pobreza franciscana en una sociedad laica y hacerlo desde un Gobierno llamado a buscar el bienestar para todos se antoja anacrónico.
Los bienes materiales son tan convenientes y valiosos que el mismo Francisco de Asís buscaba dejarlos a un lado para optar por un bien mayor. Pero además, era tan sensible al bienestar humano que requería de la pobreza para quien, cómo él y sus seguidores, la aceptara voluntariamente como dama de compañía: la dama pobreza. Pero nunca impuso la pobreza a los demás como una especie de política o atmósfera general.
No se logra entender que impere la pobreza en un país rico. La austeridad republicana es otra historia, porque reclama que el político no se enriquezca por su cargo.
Es seguro que tenemos que lanzarnos a la limpieza franciscana: eliminar la corrupción, superar la impunidad, establecer el estado de Derecho. Pero no pidamos que se viva lo que sólo puede ser una opción espiritual.
Como se diría en Italia: Vi Preto, non mettiamo la facienda in politica, es decir, no metamos los asuntos de la vida cotidiana en la política, o lo que es lo mismo no confundamos la gimnasia con la magnesia.
•Director de Extrategia,
Comunicación y Medios