Entre críticas a SHCP, Germán Martínez se va del Seguro Social

Germán Martínez Cázares renunció ayer como director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en medio de duras críticas a la Secretaría de Hacienda, que encabeza Carlos Urzúa, a la que acusó de incurrir en una “injerencia perniciosa”, y de actuar de manera “inhumana” al pretender ahorrar y controlar el gasto en salud.

Se trata de la primera renuncia al más alto nivel en el Gobierno de la República, que cumplirá en escasos 10 días apenas seis meses de ejercicio y, por la contundente forma de renunciar, evidencia una severa crisis al interior del gabinete presidencial.

“Ese control del gasto (por parte de Hacienda) tiene dos consecuencias fatales: una directa para el IMSS, (con) pasillos llenos de personas adoloridas y mal trato o retraso en la atención del paciente; y un segundo efecto indirecto todavía peor, el fortalecimiento de los servicios de salud privados, que ocasionará mayor gasto de bolsillo de las familias cuando sus seres queridos tengan un padecimiento”, señala.

Sostiene que, conforme a la ley, podría vetar las decisiones del Consejo, “pero los niños que padecen cáncer y esperan su tratamiento, quienes viven en espera de insulina, las poblaciones de la diversidad sexual que reclaman antiretrovirales, y los millones de enfermos que se atienden en nuestras clínicas y hospitales, no merecen ni un minuto de rebatingas de poder”.

Añade: “No cuido mi futuro personal, ni lo subordino a acomodos en los sillones del Gobierno. No defiendo a farmacéuticas ni a proveedores o constructores. El motivo de este diferendo con algunos funcionarios de Hacienda no es la compra de medicamentos, es fortalecer y respetar al IMSS”.

En una extensa carta de renuncia de 10 cuartillas dirigida al Consejo Técnico del Instituto, Germán Martínez Cázares señala: “Quiero decirlo lo más claro que puedo y debo: algunos funcionarios de la Secretaría de Hacienda tienen una injerencia perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitaria, de justicia, y concretamente, de prestación de servicios de salud que tiene el Seguro Social”, indica.

El ahora exfuncionario sostiene en su misiva que “el Presidente de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el cargo que el encargo”.

Martínez Cázares asegura que el Instituto Mexicano del Seguro Social se debe transformar; requiere de “una gran reforma legal y no de una pequeña reforma reglamentaria, para adecuarlo a la nueva realidad laboral”, pero, agrega, “algunos funcionarios de Hacienda intentan una remodelación cosmética” en el Instituto.

Advierte que mientras se discute la remodelación del IMSS, “muchos trabajadores siguen sin certeza laboral, otros sin contrato, algunas vacantes aumentan, el rezago en infraestructura es brutal, en 2019 prácticamente está en cero el avance de obras y pago a proveedores, y si bien el abasto de medicamentos está garantizado, es precario y en algunos lugares pende de un hilo”.

Añade que, “ayudar en la enorme tarea moral de separar los asuntos de Gobierno de los negocios personales, como quiere la Cuarta Transformación de la patria, lo puede hacer el IMSS, siempre que no le pongan obstáculos, barreras y desconfianzas externas”.